"Mucha gente ya no quiere tener el bolívar", explicó el ex viceministro de Finanzas David Morán en diálogo con el Nuevo Herald. "La pérdida de confianza ha sido gradual, pero hemos llegado a un punto donde la gente comienza a quemar las monedas que tiene".
Así, según explican los expertos al periódico estadounidense, la espiral hiperinflacionaria está llegando a Venezuela. El país, gobernado hace 15 años por el chavismo, importa el 70% de todos los productos que consume, en especial comida. El férreo control cambiario, que prácticamente imposibilita a los empresarios el acceso a la divisa para poder importar, hace que haya desabastecimiento.
El problema se acentúa con otra faceta represiva del Estado: la cruzada contra el empresariado. Es que la Ley de Precios Justos, que estipula un tope de un 30% en las ganancias o penas de cárcel de hasta 13 años si se incumple la normativa, tiene a los comerciantes con el accionar restringido.
"Se quedaron atrapados en su discurso. La economía está siendo administrada por generales que no saben qué hacer y la debacle social que están creando es terrible", analizó Morán.
Para Víctor Maldonado, presidente de la Cámara de Comercio de Caracas (Consecomercio), las decisiones de Maduro llevarán a la debacle. "Este tipo de afirmaciones de que Maduro va a administrar la economía con criterio militarista, policial y punitivo deja al empresario en una condición de indefinición y con muy pocas ganas de seguir adelante con una actividad comercial, que en Venezuela se ha vuelto la más peligrosa del mundo".
La inflación en 2013 cerró en el 56%, pero para este 2014 la cifra acumulada mensual vaticina un escenario aún peor. Según Morán, el contexto de dificultad económica está despertando las prácticas del trueque en Venezuela, "donde un consumidor con dos tarros de leche en polvo puede decidir cambiar uno de ellos por dos botes de champú".
En esas operaciones, el bolívar ni aparece. "Nadie quiere la moneda, no preserva su valor", sentenció.