Guerra en Siria: frustración internacional por los pocos avances del diálogo de paz en Ginebra II

Las negociaciones entre el régimen de Al Assad y la oposición concluyeron sin dar los frutos que se esperaban. Los mediadores temen que no haya otra ronda. Más de 136 mil personas murieron por el conflicto desde 2011

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Las negociaciones durante diez días entre la oposición y el régimen sirio fueron poco fructíferas y su continuación es incierta pero, según los analistas, son un importante comienzo.

"Lamento decirles que no obtuvimos resultados tangibles durante esta semana", sentenció el viernes el ministro de Exteriores sirio Walid Mualem, al culminar las conversaciones en Ginebra.

Pese a las insistentes presiones del enviado de la ONU y la Liga Árabe Lakhdar Brahimi y de los patrocinadores del encuentro, Rusia y Estados Unidos, las delegaciones del gobierno y la oposición no lograron ponerse de acuerdo sobre ninguno de los puntos tratados.

No se decidió un alto el fuego, nunca se empezó a hablar de un posible gobierno de transición y ninguna de las "medidas de confianza" que solicitaba el mediador Brahimi en el terreno humanitario se ha alcanzado, ni siquiera el abastecimiento de Homs o, como propuso el régimen, la evacuación de las mujeres y los niños de esa ciudad.

Según una nueva estimación difundida el sábado por el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, más de 136.000 personas murieron en el conflicto sirio desde marzo de 2011, cuando se iniciaron las primeras manifestaciones pacíficas contra el régimen, y enero fue uno de los meses más sangrientos desde entonces.

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"Obviamente, las conversaciones no fueron un éxito", estimó Salman Shaikh, del centro de Doha del grupo de expertos estadounidense Brookings. Y agregó: "Otro aspecto decepcionante es que había esperanzas de que el impulso viniera de algún tipo de acuerdo en el acceso humanitario, lo cual no ocurrió".

Una segunda ronda de conversaciones está prevista el 10 de febrero, pero Mualem afirmó que no podía confirmar la participación de una delegación del régimen sin haber consultado al presidente Bashar al Asad.

Además, el tono de los medios de comunicación sirios este sábado no era muy conciliador.

"En Ginebra, la delegación siria habló como la voz de los derechos sirios. Habló desde el corazón", escribió el diario gubernamental Al Thawra, refiriéndose a la delegación del régimen.

Para el periódico, los opositores no dijeron "nada, salvo lo que les dictó su amo en un pedazo de papel". "Fueron un esclavo servil y humillado y un cliente obediente", agregó, refiriéndose a quienes apoyan a la oposición, países del Golfo o potencias occidentales.

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Pese a todo esto, Brahimi afirmó que la llamada conferencia de Ginebra II era un comienzo "muy modesto, pero un comienzo sobre el cual podemos construir".

Volker Perthes, director del Instituto Alemán de Política y Seguridad Internacionales, también estimó que estas conversaciones fueron "un primer paso hacia un posible éxito".

"Por lo menos, cada una de las partes reconoció a la otra como alguien con quien tiene que negociar", afirmó.

Ambas partes sorprendieron a muchos, no sólo porque acudieron a las conversaciones, sino porque tampoco las abandonaron, pese a los momentos de tensión y críticas mutuas.

"No es mucho, pero no se podía esperar más", estimó Perthes.

Por último, Masud Akko, miembro del equipo técnico de la delegación de la oposición, reconoció que hubo pocos avances, pero estimó que los opositores obtuvieron victorias simbólicas. "Llevamos al régimen a conversar, a negociar con el pueblo sirio", declaró a la AFP. "Es la primera vez que el régimen sirio acepta hablar del futuro de Siria con los sirios, por lo cual pienso que es algo que ganamos", agregó.