Por cumplirse este
año el centenario del nacimiento de
Julio Cortázar, Francia eligió homenajear a las letras argentinas en la
edición 2014 del Salón de Libro de París,
que tendrá lugar del 21 al 24 de marzo
próximos. Pero lo que podía ser una ocasión
de lucimiento para el país y sus autores estará teñido de la ya conocida intolerancia oficial hacia
todo pensamiento crítico.
"Misión diplomática", "lista variopinta", "armada Brancaleone", "viaje
de egresados": son algunas de las reacciones de los críticos literarios consultados
por Infobae, ante la lista de invitados publicada en la página del Salon du Livre. Pero lo más grave es la sospecha
de censura que despierta esta selección.
Basta dar una
rápida mirada a la delegación –por cierto numerosa, ya que incluye 48 nombres- para
que, junto con la inclusión de muchos autores cercanos al oficialismo -cuando
no apologéticos-, resalten las ausencias, por ejemplo, de Jorge Asís y Martín Caparrós,
en narrativa, dos de los escritores más leídos de estos años –del primero se ha
reeditado casi toda la obra recientemente, y el segundo ya ha sido editado en
Francia-, pero que se caracterizan por tener una visión crítica del Gobierno,
aunque desde ángulos opuestos. Lo mismo
sucede con Beatriz Sarlo, en el género ensayo, pese a que la lista incluye
a notorios referentes del pensamiento oficial, como Ernesto Laclau, Horacio González, Ricardo Forster y José Pablo Feinmann.
"Martín Caparrós,
ensayista, narrador y cronista destacado y prolífico, debió ser naturalmente
parte de la lista –opinó el crítico
cultural Quintin (Eduardo Antín).
Si fue excluido por ser crítico del gobierno, estaríamos ante un caso flagrante de censura y
discriminación, lo que reforzaría la evidencia de que la elección
privilegió la adhesión política".
La escritora y editora Gabriela Esquivada
calificó de "ausencia extraña" la de Jorge Asís. "Fue embajador de Argentina en la Unesco –con sede en París-, tiene una
obra y es muy activo antikirchnerista. Si fue una recomendación oficial, su exclusión
no sería muy distinta al silencio de Clarín sobre su obra, desde que
publicó Diario de la Argentina", opinó.
Infobae contactó a los autores discriminados para confirmar que no fueron
invitados. Ante la consulta de este diario, Martín Caparrós, que vivió exiliado
en Francia durante los años de la dictadura, respondió: "Es cierto que no estoy
en esa lista, pese a que mi libro Living -en castellano, Los Living-
fue publicado en Francia por Buchet
Chastel hace cuatro meses y tuvo muy buenas críticas. Lamentablemente, no me
sorprende: las invitaciones a este Salon
du Livre son controladas por el
gobierno argentino, que las maneja con criterio político. En este caso, supe que estaba en una primera lista y
alguien ordenó que me sacaran. Pero insisto: no me sorprendió. Lo mismo pasó en la Feria de Frankfurt
-donde también tenía una novela recién publicada en alemán y tampoco me
invitaron- y en varias otras instancias. A mí, en todo caso, ir o no ir a esos
tours de compras -y de ventas- no me cambia nada. Al gobierno, por supuesto,
tampoco, pero parece que todavía no se dieron cuenta".
Tampoco mostró
sorpresa Jorge Asís, quien, ironía
del destino, se encuentra justamente en Francia en estos momentos. Vía mail,
escribió: "Les respondo justamente desde París. La verdad es que nadie me
invitó. Tampoco es ninguna novedad para mí y ni siquiera me importa. Me habitué a la normalidad de las omisiones.
Prefiero creer que los 40 escritores invitados son mucho más interesantes que
yo, y tienen una obra más significativa".
Contundente fue la respuesta de Beatriz
Sarlo: "No me invitaron. Nunca, ni el Estado nacional ni el municipal me pagaron
un pasaje. Deben pensar que tengo malos modales en la mesa", ironizó.
Misión más diplomática que cultural
"Desde hace 20 años, el Salón del Libro de París honra la literatura de un país. En ese marco, una delegación de 20 a 60 autores se traslada a Francia para encontrarse con el público francés, participar en mesas redondas y hacer sesiones de dedicatorias", explicó desde Francia Bertrand Morisset, comisionado del Salón del Libro.
Consultado acerca
de cómo se confecciona la lista, dijo: "La lista oficial de autores es
establecida tradicionalmente, en forma
conjunta, entre las instituciones francesas, el CNL (Centro Nacional del
Libro) y el Instituto Francés [N. de la R.: organismo para la acción cultural
en el exterior] y las del país homenajeado".
En cuanto a los
criterios, explicó: "Los autores seleccionados son hombres y mujeres de
diferentes generaciones, elegidos para representar
la riqueza literaria actual del país, y su producción refleja la diversidad
de géneros literarios. Algunos están traducidos, es decir que tienen una
actualidad editorial en Francia y son reconocidos internacionalmente. Otros
todavía no han sido traducidos y deberán ser descubiertos por el público
francés".
Sin embargo, un
repaso de los nombres retenidos no arroja esa imagen de diversidad buscada. Y es difícil no ver la mano del Gobierno detrás tanto de algunas ausencias inexplicables como de ciertas presencias injustificadas.
"La lista contiene
nombres valiosos, pero es muy sesgada
desde el punto de vista ideológico –opinó Quintín. No advierto en ella un solo escritor identificado
públicamente con posiciones políticas contrarias al gobierno. En cambio, están
ampliamente representados quienes apoyan abiertamente al kirchnerismo como funcionarios, militantes e ideólogos. En
ese sentido, la agrupación de intelectuales Carta Abierta aparece a pleno y forman parte de la delegación el
ideólogo personal del matrimonio Kirchner [N.de la R.: Ernesto Laclau] y hasta un
periodista de combate [N.de la R.: Hernán Brienza]. A pesar de que hay
escritores independientes, la lista tiene aspecto de misión diplomática más que cultural".
"Por otra parte, el
número de escritores jóvenes es
escaso: hay sólo dos menores de cuarenta años y la composición luce un poco
vetusta. Pero es normal en estos casos que haya ausencias notorias y que los
viejos sean numerosos", agregó.
En opinión de
Gabriela Esquivada, "si los franceses han hecho la lista, para dar cuenta de
una literatura -como dicen- 'copiosa y multicultural', se entiende que inviten
a figuras cuyo peso creció por su
adhesión al kirchnerismo; es parte del panorama actual, estas figuras están
en los medios argentinos, sus libros salen en las editoriales argentinas, su
pensamiento es parte del debate de hoy".
Sin embargo, asegura no entender "por qué no invitan a aquellos otros con los que éstos debaten". Y ejemplifica: "Si va el periodista Hernán Brienza, bien pueden ir
o
, para citar tres pensamientos diferentes pero no kirchneristas. Si algún organismo oficial hizo la lista, en cambio, conviene preguntar por qué no aparecen Gabriela Cabezón Cámara, Silvia Molloy, Sylvia Iparraguirre, Vlady Kociancich, Eduardo Belgrano Rawson, Edgardo Cozarinsky, Roberto Cossa, Marcelo Cohen, Luis Gusmán, Fabián Casas, Washington Cucurto, Alan Pauls, Pedro Mairal..., entre tantos otros".
Esquivada ve una analogía
entre esta selectividad y toda la
gestión cultural: "Es una lista de lo más variopinta, porque si hablamos de representatividad, y si ésta se
construye desde el Estado, hay una responsabilidad con todo lo representable
más allá de las simpatías de quien gestione ese Estado en el momento. Pero en
Argentina siempre ha existido una fuerte superposición entre Estado y partido
en el gobierno, algo que se ve en el Canal 7 de la gestión kirchnerista, pero también en la Ciudad de Buenos Aires
donde gobierna la oposición. Así que pedir esa responsabilidad equivale a vivir
dentro de un frasco de mayonesa".
En lo que concierne
al dibujante e historietista Rep,
cuya presencia puede llamar la atención, Esquivada considera que su obra "fue
anterior al kirchnerismo" y lo sobrevivirá. "Algo similar diría del director de la Biblioteca Nacional,
Horacio González: es un intelectual con una obra de consistencia. En este grupo
agregaría a María Pía López, sin duda. En cambio, tanto Forster como –sobre
todo– José Pablo Feinmann son intelectuales de otras características. Forster
representa Carta Abierta; Feinmann ha
metido la pata hace ya tantos libros y columnas..."
Al respecto,
recuerda que en un texto éste llegó a comparar a Néstor Kirchner con el escritor francés Jean-Paul Sartre, por ser ambos "virola" (bizcos). "Si yo fuera francesa me inquietaría verlo en el
Salon du Livre después de este castigo a Sartre", ironizó.
Además, nombró a "otras
figuras que muestran simpatía con el gobierno", como Vicente Battista, Eduardo Rinessi, Laclau. "Más que simpatía, en
realidad", acotó.
"Toda la programación del canal Encuentro"
"¡Qué lista!,
exclamó otro crítico literario consultado, que prefirió hacer reserva de su
nombre. Algunos indiscutibles como
Guillermo Martínez, la Bellessi, Piñeiro, Piglia, Pablo de Santis, Dujovne
Ortiz, Chitarroni... Lo demás es la 'armada
Brancaleone': Horacio González tiene un pensamiento prestigioso y valioso,
pero si se le suma Brienza, Forster, Sasturain, Feinmann, Laclau... es como tener
la programación de Canal Encuentro completa..."
Y, no sin algo de sorna, agregó: "Veo algunas yuntas donde uno justifica la presencia del otro o donde ninguno de los dos justifica demasiado al otro: Selva Almada –brillante- y Tabarosky, la autora y su editor; Saccomanno y García Lao, son pareja; Sergio Bizzio y Lucía Puenzo, marido y mujer, ambos valen pero, ¿más que otros? ¿Tienen que ser invitados los dos? Para incluir al novio de, marido de, o editor de, ¿no están dejando afuera a otro que es mil veces más importante? Porque nadie dice que sean malos en lo que hacen pero... ¿es un viaje de egresados esto?"
Entre otras ausencias difíciles de explicar, cita:
"No están Leo Oyola ni Hernán Ronsino que, dentro de los nuevos escritores de
Argentina valen más que unos cuantos que sí están invitados tipo Inés Garland.
No está Rodrigo Fresán... No está Kociancich...
¡No está Alan Pauls! ¡No está Abelardo
Castillo, es una barbaridad si no lo invitaron!"
No fue posible
confirmar los motivos por los cuales Castillo no está en la lista, pese a la
consulta a fuentes oficiales. En cambio, la ausencia de César Aira, señalada por casi todos, se debe
sencillamente a que el propio escritor rechazó
la invitación.
"No está invitada
ninguna autora de la literatura romántica que son las que más venden: Florencia Bonelli, Gloria Casañas, etcétera.
Hay un fuerte prejuicio de género, como siempre pasa con los géneros populares
aunque los que organicen esto sean peronistas", concluye este crítico.
Infobae consultó también a la Secretaría
de Cultura de la Nación, co-responsable de la confección de la lista. Alejandro Obeid, de la secretaría de
Prensa del organismo, negó que hubiera
habido un criterio político en la selección y aseguró que la delegación se conformó
de común acuerdo con el Sindicato de la Edición de Francia y los organizadores
del Salon du Livre, siguiendo los criterios establecidos por esa feria anual, a
saber: que estuvieran representados todos
los géneros, del ensayo hasta la literatura infantil, autores ya consagrados
junto a otros más noveles, hombres y
mujeres, traducidos y no traducidos.
En los casos
concretos de Asís, Caparrós y Sarlo, aseguró desconocer los motivos de su
exclusión de la lista pero reiteró que no tenían que ver con sus posiciones
políticas. Incluso, a modo de ejemplo de la apertura del Gobierno en la materia,
dijo que María Kodama presentaría
nuevas ediciones de las obras de Jorge
Luis Borges en el Salón. No se estaba refiriendo a la viuda del escritor, que
no tiene posición política pública, sino
al autor fallecido.
Obeid aclaró
también que Jorge Coscia, el secretario de Cultura de la Nación, no
tuvo "ninguna participación" en la elección de los autores invitados, sino que
la tarea recayó en la Dirección de
Industrias Culturales, área a cargo de Rodolfo
Hamawi. Sin embargo, en la conferencia de prensa que tuvo lugar en la
embajada de Francia en Buenos Aires, el 16 de noviembre del año pasado, para
anunciar el comienzo de los preparativos para la participación argentina en la
Feria del Libro de París, fue Coscia quien se
sentó junto al embajador francés, Jean-Michel Casa.
Gabriela Esquivada rescató de todos modos aspectos positivos de la lista: "Veo autores jóvenes que llevan adelante un proyecto literario con fuerte identidad individual, como Leandro Ávalos Blacha, Samanta Schweblin, Oliverio Coelho, Fernanda García Lao. Lo mismo se puede decir sobre Pablo de Santis, Martín Kohan, Leopoldo Brizuela o Liliana Bodoc en otras generaciones. Veo gente que no puede faltar: los poetas Diana Bellessi y Arnaldo Calveyra, el editor Luis Chitarroni, la narradora Tununa Mercado, el artista Quino. También nombres establecidos y traducidos: Piglia, Claudia Piñeiro, Ana María Shúa, Sasturain, (Guillermo) Saccomanno, (Alberto) Manguel, Guillermo Martínez, Marcelo Figueras; o que viven en Francia, como Luisa Futoransky, Alicia Dujovne Ortiz -publica en La Nación, insospechable de kirchnerismo-, Silvia Baron Supervielle, Laura Alcoba, etc.; creo que también es el caso de Mario Goloboff quien, además de autor, ha publicado una biografía de Cortázar".
Déjà vu
En octubre de 2010,
Argentina fue invitada de honor a la
Feria del Libro de Frankfurt, otra prestigiosa cita mundial de las letras.
También en esa ocasión el ideologismo
con el cual el Gobierno tiende a teñir todas sus actividades derivó en un bochorno: la elección de cuatro figuras icónicas –Evita, Maradona, Gardel y el Che-, pero sin vínculo con la literatura, salvo como tema, para
representar el acervo cultural del país.
Ante la indignación
generalizada, las autoridades del área cultural accedieron a sumar a los
escritores Jorge Luis Borges y Julio
Cortázar.
Pero el papelón ya
estaba hecho.
Por Claudia Peiró y Maurice Jalfon cpeiro@infobae.com mpistone@infobae.com