El Papa aprovechó la presencia en la Plaza de San Pedro de las familias de los 130 trabajadores de la firma Shellbox de Castelfiorentino -amenazada de cierre definitivo- que asistieron a la audiencia, acompañados por el Cardenal Giuseppe Betori, para hacer un llamado a defender el trabajo, "fuente de dignidad".
"Mientras expreso mi cercanía con ustedes -les dijo Francisco-, formulo votos para que se hagan todos los esfuerzos posibles por parte de las instancias competentes para que el trabajo, que es fuente de dignidad, sea la preocupación central de todos. ¡Que no falte trabajo, que es fuente de dignidad!".
A continuación, saludó a las asociaciones que participan de la Consulta Nacional Antiusura, coordinada por el arzobispo de Bari, monseñor Francesco Cacucci: "Auspicio que las instituciones puedan intensificar su compromiso con las víctimas de la usura, dramática plaga social", dijo el Papa. "Cuando una familia no tiene para comer porque debe pagar la cuota a los usureros, ¡eso no es cristiano!, ¡no es humano! Esta dramática plaga social hiere la dignidad inviolable de la persona humana".
El Papa también se tomó unos segundos para saludar a artistas ambulantes, del llamado Spettacolo Viaggiante di Bergantino, a los que exhortó a ser "testimonio gozoso de los valores cristianos de la solidaridad y de la hospitalidad". Además, saludó al grupo de cocineros florentinos y toscanos, así como a las asociaciones Carta de Roma y Casa Alessia, todos presentes en la audiencia general, alentándolos a "proseguir su trabajo con los necesitados y refugiados".
Finalmente, el Papa dirigió un mensaje especial a los jóvenes, los enfermos y las parejas recién casadas que, como es tradicional, asisten a la audiencia para recibir la bendición papal: "El próximo viernes, celebraremos la memoria de San Juan Bosco. Queridos jóvenes, que su figura de padre y maestro los acompañe en sus años de estudio y formación. Queridos enfermos, no pierdan la esperanza incluso en los momentos más duros de sufrimiento. Y ustedes, queridos esposos noveles, inspírense del modelo salesiano del amor preventivo en la educación integral de sus hijos".
Poco después, al retirarse en el jeep blanco, mientras daba su habitual vuelta por la plaza para saludar a los fieles, el Papa volvió a encontrarse con la comitiva circense, lo que dio motivo a una colorida escena cuando un papagayo, que era parte del grupo, se posó por unos segundos sobre la mano de Francisco, que lo miraba divertido.