A más de un año del inicio de las conversaciones entre el gobierno de a href="http://www.infobae.com/personajes/juan-manuel-santos-a200" rel="noopener noreferrer" Juan Manuel Santos/a y las a href="http://www.infobae.com/personajes/farc-a503" rel="noopener noreferrer" FARC /aen La Habana, ya se alcanzaron acuerdos preliminares sobre la distribución de la tierra y la participación política; mientras que los cultivos ilícitos son el punto en actual tratamiento, del que se espera novedades para febrero. Y quedan pendientes la reparación de las víctimas y la deserción definitiva de las armas.
Pero, ¿es esto lo único que falta para dar fin con un conflicto que asola a a href="http://www.infobae.com/lugares/colombia-a97" rel="noopener noreferrer" Colombia /adesde hace medio siglo?, ¿el acuerdo de paz es garantía de que esa paz se concrete y se materialice? Los acuerdos que se están negociando en La Habana son solo la punta del iceberg de un proceso mucho más extenso que requerirá del compromiso de todos los actores políticos y sociales del país.
En ese sentido, uno de los puntos que genera mayor controversia y que permanece en suspenso es la refrendación de los acuerdos, algo sobre lo que se centrará la atención una vez que finalicen las negociaciones y que ya ha generado tensión entre ambas partes. Mientras que el Gobierno, con el apoyo del Congreso, espera que la refrendación de los acuerdos se haga en elecciones, las FARC sostienen que se deben buscar mecanismos consensuados y que contemplen la formación de una Asamblea Constituyente.
Por otro lado, el referendo es fundamental para involucrar al tercer actor implicado en el proceso: la población civil. "Le daría mucha legitimidad al acuerdo final pasar el escrutinio de la ciudadanía", afirma a Infobae Felipe Botero, director de Posgrados del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.
"El conflicto armado ha marcado la historia de Colombia; y hay personas que tienen experiencia de primera mano con la guerrilla a las que les gustaría expresarse. La estrategia de negociación del Gobierno ha sido cerrada. Por eso, requiere que participe la ciudadanía para convalidar el acuerdo. Caso contrario, podría ser nocivo para una paz duradera", señala.
"La sociedad civil colombiana, a través de movimientos sociales –como el de las víctimas, el de mujeres o los grupos étnicos-, pide participación en el proceso, desea que su voz sea escuchada. La refrendación se ha convertido en un mecanismo viable para que la participación ciudadana en el proceso de negociación se haga efectiva", coincide Paula Valencia Londoño, coordinadora de la Maestría en Conflicto y Paz de la Universidad de Medellín.
uLa participación política: ¿cómo será?/u
Si bien en cada acuerdo se establecen las condiciones en que se llevará a cabo, la participación política despierta una gran incertidumbre. Todavía no queda claro si habrá guerrilleros que se presenten a las elecciones de este año, ni si su integración a la vida institucional será canalizada a través de un propio partido político o de terceros.
"Las armas se dejan para acceder a la política; si no es así, no hay paz. No podemos anticipar ahora la forma que tome la conversión del proyecto armado en proyecto político civil, pero manifestaciones recientes de las FARC y el ELN indican que se sumarían a un conjunto de fuerzas que trate de convertirse en nueva mayoría", asevera, por su parte, Luis Ignacio Sandoval Romero, presidente colegiado de Redepaz y coordinador del Centro de Estudios Políticos Democracia Hoy.
Felipe Botero subraya que las FARC han mostrado interés en armar su propio partido, pero que también hay dentro del espectro político ciertos sectores con los que podría conciliar, como la Unión Patriótica, el Partido Comunista o la Marcha Patriótica. "Allí habría cabida para algunos candidatos, ya sean militantes guerrilleros desmovilizados como representantes de los intereses de la guerrilla", sostiene.
En cambio, para Yan Basset, docente de Ciencia Política y Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, es posible que formen un partido con "movimientos sociales" del país. "La UP podría volver a perder la personería jurídica y no tiene mucha fuerza electoral, a pesar de haber nacido en los 80 de otras negociaciones de paz. Y la Marcha Patriótica no parece muy decidida a incursionar en el juego político-electoral, porque apuesta más a una política de movilización", considera.
Sobre la aceptación de la opinión pública a que la guerrilla devenga en actor político, Paula Valencia Londoño hace hincapié en que se resolverá en las urnas a partir de las reglas del juego democrático. "En el electorado hay polarización y hay un sector importante de la población que cree inconcebible que los guerrilleros participen políticamente, pero también hay un sector importante que apuesta a la reinserción democrática de las FARC", añade Botero.
uLas elecciones presidenciales y legislativas: ¿entorpecerán la paz?/u
De acuerdo con Luis Ignacio Sandoval Romero, las elecciones pueden afectar o bien favorecer el proceso de paz: "Depende de quién gane". "Las encuestas muestran un ascenso de opinión favorable a la paz, que ya llega al 70 por ciento. Pero también goza de gran audiencia el discurso de continuar combatiendo a los movimientos insurgentes hasta acabarlos. Es un pulso entre la guerra y la paz que, en el escenario político, se traslada a la polarización entre Santos y el ex presidente Álvaro Uribe", precisa.
Por su parte, Felipe Botero asegura que los diálogos van a afectar más el proceso electoral que al revés. "La paz y las negociaciones en La Habana son un tema álgido de la campaña. La oposición entre Santos y Uribe se orienta alrededor de su posición con respecto a las FARC. El Gobierno, al buscar reelegirse, está apostando a otros cuatro años que darían más margen para las conversaciones", puntualiza.
En tanto, la mayoría de los especialistas consultados por Infobae coinciden en que, este año, las FARC no participarán –al menos directamente- de los comicios legislativos de marzo y mucho menos de los presidenciales de mayo. "La guerrilla funciona con un cronograma distinto. Ha estado 50 años combatiendo y ha perdido muchas elecciones. Perder este proceso no les inquieta, si piensan en un juego más a largo plazo", dice Botero.
"Hay muchas especulaciones, pero no se sabe mucho. Lo que parece claro es que las FARC están interesadas por un poder político local en algunas zonas donde tienen una presencia histórica. Ahí está un poco el por qué de las propuestas campesinas, por ejemplo. Pero a corto plazo es difícil que la guerrilla tenga la fuerza electoral necesaria para insertarse a nivel nacional", indica Yan Basset.
En esa misma línea, Botero aclara que, en este momento, las FARC "tienen pocas chances de ser una fuerza decisiva en el Congreso nacional, pero sí pueden ganar alcaldías o incluso gobernaciones en los sectores donde han tenido una presencia histórica y marcada". "A largo plazo, es posible que estén en el Congreso, pero depende de la capacidad que tengan para conformarse como partido político y tener un proyecto definido a largo plazo, que ha sido un reto para todos los partidos en Colombia", explica el politólogo y agrega: "La capacidad que tenga la guerrilla de ser exitosa depende de su capacidad de organización interna y de presentarse de forma estructura y coherente ante el electorado".
u¿Será 2014 el año de la paz en Colombia?/u
A mitad de año, el proceso electoral llegará a su fin. Cuando faltan cuatro meses para las elecciones presidenciales, la mayoría de las encuestas dan como ganador a Santos, ya que el delfín de Uribe, Óscar Zuluaga, no cuenta con la misma popularidad que el ex mandatario. Por lo tanto, es probable que el proceso de paz se acelere hacia el segundo semestre de 2014.
La duda es si el acuerdo final será antes de 2015 y si ese año será dedicado a la implementación de los pactos y a la adaptación de las instituciones. "Colombia vive una etapa histórica excepcional. Será complejo y no es tan seguro que el conflicto se termine este año, pero podría ser que este sea el año en el que la tendencia hacia la paz se vuelva irreversible", afirma Luis Ignacio Sandoval Moreno.
Paula Valencia Londoño sostiene que, a diferencia de los procesos de paz anteriores, las condiciones del contexto nacional e internacional son más favorables para la negociación y subraya que tanto las FARC como el Gobierno "han demostrado una voluntad de diálogo". "El gobierno colombiano está en una posición más ventajosa en materia de control territorial, social y político; la gobernabilidad ha aumentado en los territorios donde hace poco más de una década imperaba la autoridad de la guerrilla, además del fortalecimiento de las Fuerzas Armadas", señala.
"Hay una favorable presión internacional. Desde México hasta la Argentina apoyan la paz en Colombia; Chile y Venezuela tienen la función de acompañantes de los diálogos en La Habana, mientras que Cuba y Noruega son garantes", agrega Sandoval. "Diálogos, elecciones, movilización social, opinión favorable, reconfiguración del escenario político... Estamos en un momento en el que todo confluye, todo se agita y se replantea. Colombia se está rehaciendo, no deshaciendo", prosigue.
La paz con las FARC es un paso, pero el proceso para la pacificación de Colombia es mucho más extenso. "Un potencial acuerdo de paz no es garantía única para alcanzar la paz, porque a la par existen preocupantes fenómenos de violencia armada en zonas rurales y urbanas debido al cada vez mayor control territorial por parte de grupos armados post movilización. No obstante, es una contribución fundamental, un paso gigante, para la construcción de una cultura de paz", dice Valencia.
"El país es escenario de multiviolencia, como el narcotráfico. Pero la paz política es la primera condición para facilitar la acción societal y estatal eficaz frente a las demás violencias", concluye Sandoval.