Rousseff lanzó una "intervención blanca" para contener la crisis carcelaria en Brasil

La mandataria ordenó la aplicación de un plan de emergencia de 11 puntos que incluye el traslado de los cabecillas de la cárcel de Pedrinhas, epicentro de la crisis. Más de 60 presos fueron asesinados en los últimos días, varios de ellos decapitados

Reuters 163

La presidente brasileña, Dilma Rousseff, determinó, de hecho, una "intervención blanca" en los presidios del estado de Maranhao, noreste del país, conmocionado por la ola de violencia que costó la vida a 62 reclusos, entre ellos, varios decapitados, consignó este viernes la prensa local.

Rousseff envió a su ministro de Justicia, José Cardozo, a Maranhao donde acordó con las autoridades locales la aplicación de un plan de emergencia de 11 puntos que incluye el traslado de los cabecillas de la cárcel de Pedrinhas, epicentro de la crisis.

La consecuencia práctica de esa medida, señaló un comentarista de la cadena Globo, es que el Palacio del Planalto (Presidencia) puso en práctica una "intervención blanca" del estado ante la evidente ingobernabilidad imperante.

Además del caos en los presidios, Maranhao enfrenta un cuadro de inseguridad pública, ya que las bandas lanzaron, a través de células urbanas, ataques a ómnibus y comisarías, que dejaron a una niña muerta y cuatro heridos que continuaban internados en estado reservado. Rousseff resolvió que las tropas federales permanezcan hasta febrero en Maranhao, donde también se reforzará la Defensoría Pública para recibir denuncias de parte de los presos, uno de los motivos de las frecuentes rebeliones en que fueron decapitados varios reclusos.

Diario Libre 163

Naciones Unidas, OEA y Amnistía Internacional deploraron los hechos y demandaron a Rousseff que adopte medidas urgentes.

Por su parte la Procuraduría General de la República analiza impulsar la intervención formal del estado del noreste, uno de los más pobres del país, según revelaron fuentes judiciales, informó este viernes el diario Estado de Sao Paulo.

En 2013 hubo al menos 218 homicidios en las cárceles brasileñas, lo que supone un muerto cada dos días. El país tiene la cuarta población de reos del mundo, con 550 mil reclusos, detrás de Estados Unidos, China y Rusia. Los registros proporcionados apenas incluyen las muertes violentas que se dan en el sistema penitenciario. En cambio, no consideran los casos registrados en los calabozos de la policía, para los que hay datos consolidados.

Si se tomaran los datos de esto último, los números serían más alarmantes. Históricamente el número de prisioneros en custodia de la policía es del 10% de los reclusos en las cárceles y prisiones, por lo que la violencia tras las rejas puede ser aún mayor. Además, hay casos que aún siguen siendo objeto de investigación.

Brasil cuenta con la cuarta mayor población carcelaria del mundo, con 550 mil reclusos. Sólo es superado por Estados Unidos (2,2 millones), China (1,6 millones) y Rusia (680.000).