El régimen sirio insiste en la presencia de Irán en la conferencia de paz en Ginebra

Damasco asegura que la exclusión de Teherán obedece a "razones políticas" y exige la presencia de su aliado en la cumbre de enero próximo. "No vamos a entregar el poder", desafío una vez más el gobierno de Al Assad

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El ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, insistió el domingo en la necesidad de que Irán participe en la conferencia de paz Ginebra 2 y señaló que su exclusión se debe a "razones políticas".

"Siria se aferra a la necesidad de que Irán participe en el encuentro de Ginebra porque su exclusión no sería lógica debido a su gran papel regional", dijo el ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, en una conferencia de prensa difundida por la agencia oficial siria, Sana.

El jefe de la diplomacia siria reiteró, asimismo, que el régimen de Damasco no va a Ginebra 2 para entregar el poder y que su objetivo es "hablar con todo aquel que rechace el terrorismo y trabaje para construir un futuro para Siria".

"Haremos lo posible para alcanzar una solución en Ginebra 2 que satisfaga al pueblo sirio", agregó Al Mualem, que instó a que se cese de financiar y armar a los terroristas en Siria, una condición para lograr "una solución política".

Irán, un firme defensor del régimen de Damasco, no figura en la lista de participantes de Ginebra 2 elaborada por el mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi.

Varios países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, y la Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza opositora, se oponen a la presencia de Irán en la conferencia de paz.

La cumbre está prevista para el próximo 22 de enero, pero siempre está el riesgo de que no se concrete. Hay amenazas de los bandos para que la conferencia no propere. Assad no deja de advertir que no quiere dejar el poder.

La Conferencia Ginebra II debe intentar encontrar una solución política capaz de acabar con la guerra civil en Siria, que ha dejado más de 126.000 muertos, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), y millones de refugiados y desplazados.

Siria pide por Irán porque es su aliado histórico, político y religioso. Se trata, en su mayoría, de un país sunita (75%), pero los Assad, en el Gobierno desde principios de los 60, pertenecen a la secta alawí, una rama de los chiítas. Esto forjó una relación con Teherán tras la revolución islámica de 1979.

Al menos 120.000 personas han muerto por la guerra civil en Siria y casi nueve millones han huido de sus hogares desde que comenzó el conflicto, hace dos años y medio. Pese a los intentos de la comunidad internacional para que haya una transición democrática, Al Assad insiste en mantenerse en el poder. Su familia gobierna Siria desde hace cuatro décadas.