El Episcopado reclamó a la dirigencia política que deje de "negar los problemas" y trabaje para crear "condiciones sociales más justas"

En su mensaje navideño, monseñor José María Arancedo pidió que se deje de lado la "magia" de la promesa y se asuma un compromiso para afrontar los conflictos; entre ellos destacó la inseguridad, el narcotráfico y la "brecha entre ricos y pobres"

Télam 162
DyN 162

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina reclamó hoy a la dirigencia política que deje de "negar los problemas o sólo repudiar los hechos" y trabaje para crear "condiciones sociales más justas".

"Debemos trabajar sobre las causas. Es necesario asumir con decisión la defensa de la vida humana, el valor del trabajo y la exigencia moral de la equidad social, como el vivir bajo imperio de la ley junto al pleno ejercicio de la justicia; asimismo, aspirar a la concordia entre los argentinos como un bien superior a una pertenencia partidaria o ideológica", instó el representante de la Iglesia Católica.

"Qué triste es cuando vemos la vida del hombre amenazada en tantas circunstancias que la ofenden. Y cuánto más triste es la indiferencia, que es un modo de egoísmo", aseveró el prelado santafesino, que apuntó: "Lo vemos en ese número de chicos y de jóvenes que no estudian ni trabajan, y viven expuestos a la moderna esclavitud de la marginalidad. En la inseguridad y la violencia. En la brecha entre ricos y pobres que condiciona un auténtico crecimiento", precisó.

Monseñor Arancedo también advirtió sobre el "flagelo de la droga que deteriora la vida y el futuro de muchos jóvenes" y reclamó "actitudes definidas contra el delito del narcotráfico" y acciones de "prevención y ayuda al adicto".

"Estamos ante un desafío que nos involucra a todos, especialmente a la clase dirigente, y es el de crear las condiciones de una sociedad más confiable, más honesta y cordial, más justa y solidaria", señaló Arancedo.

Para lograr el objetivo, el prelado indicó: "Esto es posible si todos apostamos con grandeza y responsabilidad a un diálogo sincero como base de una cultura del encuentro, de la inclusión y la amistad social".

En el mismo sentido, el titular del Episcopado precisó: "Un camino privilegiado para crear estas condiciones es volver nuestra mirada a esas realidades cercanas y valiosas por su potencial cultural e inclusivo, por ser lugares de aprendizaje y transmisión de valores que hacen a la formación de cada hombre y al desarrollo integral de la sociedad, me refiero a la familia, la escuela, el trabajo y la ejemplaridad".

"Puede parecernos cosas simples -reconoció-, sin embargo tienen una riqueza de origen que cuida, da sentido y hace crecer la vida del hombre con sus proyectos y responsabilidad social. Esto lleva tiempo, no tiene la magia de una promesa inmediata, pero es el camino más seguro para orientar el presente y asegurar el futuro de nuestra Patria", completó el religioso.