El verano suele ser la época en la cual se producen más insolaciones, golpes de calor o descomposturas ya que los niños pasan más tiempo al aire libre. Sin embargo, tomando las precauciones necesarias, ellos pueden disfrutar de estos meses de mayor actividad física y recreativa, sin riesgos para su salud.
A partir del tipo de actividades que hacen, los niños están expuestos a un mayor gasto de energía, a un mayor requerimiento de líquidos y al mismo tiempo aumenta la exposición al sol.
Ante estas variables, el doctor Luis Andrés Pedevilla, especialista en pediatría y neonatología, M.N. 41211, propone las siguientes recomendaciones para prevenir posibles complicaciones:
1 – La actividad física debe adaptarse a la edad, a la condición física y al estado nutricional del niño.
2 – No debe hacer actividad física después de comer.
3 – Al exponerse al sol, realizar actividades físicas o cuando haya altas temperaturas, su cuerpo debe recibir un buen aporte de líquidos, sobre todo de agua.
4 – La ingestión de líquidos debe ser en pequeñas cantidades y en forma permanente.
5 – Al aire libre los lactantes deben estar en lugares frescos.
6 – Las altas temperaturas y la falta de hidratación producen el golpe de calor.
7 – Hay que tener en cuenta que la piel del niño está más desprotegida en relación a la del adulto frente a la radiación solar.
8 – Colocar protectores solares adecuados para cada niño, según recomendaciones del dermatólogo.
9 – Usar ropas liviana, de color claro y gorro o sombrero.
10 – Evitar la exposición solar entre las 11 y 16 hs.
11 – La alimentación debe ser variada, preferentemente a base de hidratos de carbonos y con escasa ingesta de grasas. Evitar comer alimentos elaborados en los puestos callejeros, especialmente mayonesas, verduras, cremas, etc.
12 – Si el niño presenta algunos de los siguientes síntomas consultar rápidamente al médico: fiebre, vómitos, dolor de cabeza, mareos, alteraciones de la visión, entre otros síntomas.