Jaime acompañó a su ex mujer a declarar en tribunales a oscuras

Silvia Reyss, y sus hijas Agostina y Lorena Jayo, concurrieron al edificio de Comodoro Py 2002, donde la luz estaba cortada. Estuvieron escoltadas por el ex secretario de Transporte del kirchnerismo, quien usa un auto a nombre de su madre, una jubilada de 83 años

@laviericronicas 162
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La de hoy fue una mañana muy especial en los tribunales de Comodoro Py 2002. Los cortes de energía que afectan a muchos argentinos llegaron al edificio donde, entre otros, se investigan los casos de corrupción. Los de este gobierno y los de los anteriores.

El edificio estaba en penumbras. Los empleados judiciales abrían las puertas de los despachos para que circulara el aire y se mitigara un poco el sofocante calor.

Sin electricidad, no funcionaban las computadoras de escritorio, pero eso no impidió que aquellas personas que estaban citadas a declarar se presentaran. Fue así que en algunos juzgados se tomaron declaraciones indagatorias o testimoniales a mano.

El corte de electricidad retrotrajo el tiempo y se salteó la etapa de la máquina de escribir mecánica. Cerca de las 10, un juez federal comenzó a tantear entre sus empleados para saber quién podría aportar una vieja y querida máquina de escribir Olivetti para realizar la tarea judicial. Además había que conseguir tinta para empapar las cintas de la máquina, seguramente secas por el paso del tiempo y el desuso. El juez, entusiasta, había conseguido tres máquinas para el mediodía.

Las viejas máquinas mecánicas se instalarán mañana en ese juzgado, a manera de prevención en caso de nuevos cortes de electricidad.

Los empleados se amontonaban cerca de los enormes ventanales de los laterales del edificio donde un poco de viento hacía más fácil sobrellevar las altas temperaturas. Otros se juntaban dentro de las oficinas, pero para aprovechar la luz solar que les permitía por lo menos leer los expedienten en los que estaban trabajando.

Hubo juicios que no se pudieron suspender: por eso el ex presidente Fernando de la Rúa escuchó las últimas palabras que dijo Fernando de Santibañez, ex número uno de la SIDE durante el gobierno de la Alianza. Luego le tocó el turno al ex poderoso senador peronista Augusto Alasino. El juicio por el pago de coimas en el Senado de la Nación-que termina el lunes próximo- siguió su curso a pesar de la semioscuridad que reinaba en el edificio.

Otro trámite que se hizo, pero en un lugar diferente al que correspondía, fue la indagatoria de Silvia Reyss, ex esposa de Ricardo Jaime, y acusada de ser testaferro del ex secretario de Transporte del kirchnerismo. La ex pareja de Jaime llegó a Comodoro Py acompañada por sus dos hijas Agostina y Lorena Jayo. Las tres fueron imputadas por el fiscal Carlos Rívolo como testaferros de Jaime, porque se cree que pusieron a su nombre bienes que en realidad consiguió el ex funcionario a partir de pagos ilegales obtenidos por el cargo que ocupó entre 2003 y 2009.

Si Reyss y sus hijas no se presentaban debían ser detenidas por la policía para hacerlas declarar. Así lo había decidido el juez Sebastián Casanello, a cargo del expediente en el que se investiga el enriquecimiento ilícito de Jaime.

La declaración debió realizarse en el cuarto piso, donde Casanello tiene el juzgado. Pero se hizo en la sala de audiencias del Tribunal Oral de Menores 3. Es que esa sala de la planta baja estaba muy iluminada de manera natural. Entonces Casanello y su secretario Jorge García Davini tomaron allí la declaración. A mano, claro.

Las tres mujeres se negaron a declarar y señalaron que en el futuro iban a hacer una presentación para defenderse. Pero cumplieron con el trámite y así evitaron la detención. A la salida se fueron en dos autos. Los abogados de Jaime y de las mujeres en un Mercedes Benz color negro. Jaime, en cambio, se retiró al volante de un Volkswagen Vento 2.0 TSI modelo 2013, color blanco con vidrios polarizados, chapa NBS036, patentado en Córdoba el 18 de setiembre pasado y que está a nombre de María Margarita Silvestre. Es decir que Jaime anda en un auto novísimo que está anotado a nombre de su madre, una jubilada de 83 años quien, en la base de datos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), no registra actividad afectada por ningún impuesto.