El boom de los antihéroes en cine y televisión

Un recurso de moda entre los guionistas son los personajes dispuestos a convertirse en criminales por un fin egoísta. El público celebra sus historias. El análisis de expertos

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Cada vez más seguido los productores de películas y series televisivas recurren a personajes que dejan de lado la bondad total y se muestran inestables y capaces de entregar a sus seres queridos a cambio de un éxito efímero.

Aclamadas por el público y la crítica, las historias de narcotraficantes, asesinos y empresarios corruptos funcionan como una nueva herramienta para describir valores instalados en la sociedad y manifestar que la idea de superhéroe era una fantasía empleada para superar lo patético de la realidad.

Algunas teorías hablan de un cambio en el relato tras la caída del Muro de Berlín, con el argumento de que significó la desaparición del bando malo contra el bando bueno dejando a un protagonista intranquilo y sumido en el temor de hacer lo equivocado por la falta de autoridades confiables.

Sin embargo, expertos como el psicoanalista Harry Campos sostienen que "siempre hay otro" y que el comportamiento del hombre está condicionado por la amenaza de quienes puedan perjudicar su estabilidad.

"Vivimos en tiempos líquidos y los valores de la sociedad están en cambio permanente. La corrupción y el ascenso económico rápido modifican los ideales de la gente para que el fin termine siendo el dinero. Es un antiejemplo pero nada es suficientemente malo para lograrlo", explicó Campos, quien usó como ejemplo la película El abogado del crimen, de Ridley Scott, para reconocer personajes angustiados por permanecer en la cumbre ante la amenaza de otros que quieren su puesto.

El psicólogo Juan Tesone, autor del libro En las huellas del nombre propio, opinó: "Quizás podamos reunir estos personajes bajo la denominación de antihéroes o una nueva versión del héroe en los cuales el mal y el bien se encuentran en permanente tensión".

"No son seres 'puros' embanderados con el bien o 'maléficos' consubstanciados con el mal, sino personajes en permanente conflicto o en metamorfosis entre el bien y el mal, lo cual paradójicamente los humaniza, más allá del desenlace de la historia", explicó Tesone.

"La ética no es algo natural que venga con la biología, es algo que se construye y requiere estar en alerta", dijo Tesone. Y agregó: "Los antihéroes actuales se han humanizado en la medida que luchan al interior de sí mismos en una conflictualidad donde no se sabe si van a triunfar los valores éticos. Es la lucha misma de todo ser humano, a la vez tentado por una forma de resolución personal, egoísta, de sus conflictos existenciales, pero confrontado a su vez con un contrato social que le pone freno a los impulsos que pongan en peligro la cohesión grupal".

Leonardo D'Esposito, crítico de cine en las revistas El Amante y Noticias, explicó que "cada vez que hay una crisis de autoridad o los gobiernos pierden legitimidad, el criminal es visto como un anarquista anti sistema, alguien que se arriesga a salirse del cauce social para dar rienda suelta a sus deseos. Y en ese sentido, tanto la televisión como el cine son hechos catárticos"

"La crisis de representación política es tan universal y feroz que estos personajes fungen con absoluta naturalidad. Sin embargo, ninguna obra de arte puede causar nada negativo en nadie que no esté loco previamente. El arte no hace apología del delito jamás", advirtió D'Esposito.

En tanto, la psicóloga Sara Zusman de Arbiser definió que "los personajes egoístas, que se convierten en narcos o que matan haciendo justicia por mano propia, siempre lo hacen por una causa que permite al espectador identificarse".

"Desde la mayor entrada del psicoanálisis a la cultura popular, las personas aceptan más sus propios aspectos negativos y deseos sádicos. Y a través de estos antihéroes los pueden satisfacer. Eso no quiere decir que el que ve estas series va a salir a matar, sino que puede vivirlo a través de la ficción", concluyó.