La última semana se conoció el informe PISA sobre el nivel educativo de los distintos países que fueron analizados por la OCDE. La región fue una de las más golpeadas, ya que todos sus países empeoraron sus registros e, incluso, siguen sin superar la media establecida por el organismo internacional. Sin embargo, más allá de los resultados, algunos países de América Latina sí tienen motivos para sonreír.
Es que países como México, Chile, Brasil y Colombia, en la última década han mejorado considerablemente sus respectivos sistemas educativos, y esto se vio reflejado en los pasados informes PISA. Incluso Colombia y Perú, si bien se ubican por debajo de Argentina, han alcanzado un desarrollo mayor que el gobierno de Cristina Kirchner.
Causalmente estos países que presentan una tendencia favorable al crecimiento para los próximos años, son precisamente aquellos que en los últimos años han registrado mayores índices de crecimiento y desarrollo en la región.
En esa línea, uno de los principales objetivos que se han trazado estos fue el desarrollo educativo, que históricamente reflejó las profundas desigualdades que hubo –y hay- en América Latina.
Guillermo Montt, especialista del departamento de Educación de la OCDE, resalta los casos de Chile, Colombia, Brasil, México y Perú, al reconocer que "estos países han hecho muchas cosas bien y se están desarrollando satisfactoriamente". Sin embargo, aclara: "Los cambios en educación son lentos y requieren de tiempo".
Por el lado de Chile, el especialista remarca la integración de escuelas carenciadas desde principios de la década de los 90. "Chile a principios de los años 90 hasta el 2000 empezó a implementar políticas más compensatorias. Empezó a identificar escuelas con menor rendimiento y las comenzó a integrar", explicó Montt desde la sede de la OCDE en París.
Cabe destacar que, aunque bajó siete puestos respecto de 2009, Chile es el país latinoamericano mejor posicionado (51). A su vez, según el organismo internacional, el país trasandino invirtió u$s 32.250 por alumno, mientras que Brasil gastó cinco mil dólares menos.
Asimismo, el experto en materia educativa apunta que "también hay programas de ese tipo en México y, sobre todo, en Brasil, donde la escala es mayor".
Incluso la candidata a la presidencia, Michelle Bachelet, ha tomado la cuestión de la educación como su principal bastión de cara a una eventual gestión, que está casi por descontada tras el holgado triunfo conseguido en primera vuelta sobre su principal oponente, la oficialista Evelyn Matthei. De esta manera, la ex presidente propone garantizar la gratuidad en el sistema educativo chileno, algo que se vino pidiendo durante varios años.
Por su parte, precisamente Brasil fue otro de los países que implementó una profunda reforma en su sistema educativo. Además de aplicar una mayor inversión, el gobierno de Dilma Rousseff atacó uno de los principales déficits que, según Montt, presenta América Latina: las condiciones de trabajo de los docentes. En ese sentido, el gobierno brasileño aumentó considerablemente los salarios y estableció un sistema de evaluación con incentivos de acuerdo a los resultados obtenidos.
"En Brasil se ha iniciado un programa de financiamiento que es compensatorio. Las provincias que tienen más desventaja social, tienen más apoyo financiero y más apoyo pedagógico", explica el especialista chileno.
La presidente Rousseff lanzó una ambiciosa ley, luego de los intensos enfrentamientos del mes de junio, para destinar el 75% de los ingresos petroleros a la educación. De esta manera, se estima que esto generará una inversión de 30.000 millones de reales en los próximos diez años.
Además, mientras el promedio de inversión de los países de la OCDE promedió el 12%, Brasil lo elevó a un 18,5%. Al igual que Chile, Brasil también valorizó la carrera docente en los últimos años, dándoles a los profesores mayores herramientas para su desarrollo.
En tanto, México es otro de los países que mencionamos y que impulsó serias reformas para mejorar su sistema educativo. "En México llevaron a cabo el programa Enlace, que son pruebas estandarizadas con los niños de todos los años, pero se empezaron a asignar recompensas y castigos en torno a los puntajes. Entonces ahí el incentivo era no usar la evaluación como un diagnóstico y aprovecharla para saber donde estaban las falencias. Lo que se hizo fue comenzar a entrenar a los niños para que supieran rendir las pruebas", aseveró Montt.
De hecho, el presidente Enrique Peña Nieto envió una reforma educativa al Congreso, a través de la cual busca terminar con el gran poder con el que cuentan los sindicatos.
"En México históricamente ha sido tensa la relación entre los sindicatos y el gobierno. Por eso, nucleando las relaciones entre ambos puede ser una ventaja enorme para la educación mexicana", reflexiona Montt sobre el caso mexicano.
Colombia, por su parte, también ha fomentado uno de los puntos que el especialista considera fundamentales para el crecimiento de todo sistema educativo, que es "la educación preescolar". A través de la implementación del programa "De cero a siempre", el país cafetero ha venido fomentado durante estos años la integración infantil en todos los rincones del país.
Asimismo, el informe PISA destaca también el programa "Escuela Nueva", orientado a promover pedagogías y que nació en la década de los 70 como respuesta a las necesidades educativas de los niños de primaria de las zonas rurales del país.
"Colombia hizo otra cosa que es interesante. Hizo una reforma integral de su sistema educativo, pero reconociendo la complejidad del mismo, que se encontraba muy centralizado. Se le dio más responsabilidad a los gobiernos regionales, a las municipalidades y a las escuelas mismas", agregó Montto, quien al mismo también sostuvo que "también se generó una institucionalidad de apoyo".
El caso de Argentina es, tal vez, uno de los más alarmantes. En 2001, año de su primera medición PISA, el país lideraba el ranking entre los países de América Latina. Sin embargo, a partir de 2006 su curva de crecimiento comenzó a decrecer sensiblemente y, hasta el día de hoy, sigue sin poder repuntar. Ni siquiera el aumento de inversión que ha aplicado el gobierno argentino, uno de los que más dólares gasta en educación en la región, ha permitido subsanar esta caída.
Tal como explicó Gustavo Iaies la última semana en a href="http://www.infobae.com/2013/12/03/1528115-la-argentina-profundiza-el-retroceso-su-calidad-educativa" rel="noopener noreferrer" diálogo con Infobae TV/a, en la Argentina en los últimos años en lugar de hacer foco en los problemas propios del sector educativo, se ha centrado la discusión en si lo jóvenes debían tener participación política, en si es correcto o no que tomen escuelas, y hasta se han registrado incluso numerosos ataques de padres de alumnos a docentes por propiciar malas notas. A su vez, el director del Centro de Estudios para Políticas Públicas, también resalta la gran inequidad que todavía mantiene Argentina, entre los que más aprenden y los que menos aprenden. "Nuestro sistema es mucho más inequitativo que el de Chile, por ejemplo", reconoció.
"El primer problema de la Argentina es decidir cuál es nuestro objetivo. Tenemos el problema más serio que se pueda tener, que es no tener objetivos en común", deslizó Iaies, quien al mismo tiempo destacó las metas en común que se han trazado países como Brasil y México y que, de a poco, ven crecer sus respectivos sistemas educativos.
Al respecto, Montt sostiene que "Argentina puede aprender lo que están haciendo otros países, ya que si varios países están mejorando, y la metodología es la misma para todos, entonces es porque hay algo detrás". Asimismo, el especialista de la OCDE asegura que "se requiere de humildad para buscar mejoras", en referencia a la falta de autocrítica que ha mostrado el gobierno argentino ante los resultados del informe PISA.
De esta manera, tal como coinciden Montt y Iaies, el hecho de que todos los países de la región hayan caído en el último informe no supone un estado de alerta. Aunque aún queda mucho camino por recorrer para estar a la altura de países modelos en la materia, como Finlandia, Suecia, Corea y Hong Kong, entre otros tantos, países como Brasil, México, Chile y Colombia de a poco ven mejoras y un sostenido crecimiento en sus respectivos sistemas educativos. En Argentina, en cambio, la realidad sí es más preocupante, ya que ni desde las raíces pareciera haber un rumbo claro hacia donde ir.
"En general los países que más han avanzado son más bien autocríticos, y esa autocrítica finalmente lleva a implementar medidas acertadas", concluye Montt.