Si bien para muchos especialistas en protocolo, Cristina Kirchner salió del luto desde que empezó a usar encajes y brillo en su vestuario, para la mayoría el cambio brusco fue cuando se mostró por primera vez con una prenda en otro color que no fuera negro.
En menos de un mes, la Presidente dejó de vestir de negro y ayer, en la jura de los nuevos funcionarios que se realizó en Casa de Gobierno, lo dio por finalizado con un vestido blanco de encaje y drapeado combinado con una chaqueta al tono.
Fue un momento especial el que eligió Kirchner para empezar a dejar el luto: su regreso a la actividad tras una operación a la que fue sometida por un hematoma craneal. Camisa blanca y saco negro, una combinación sobria para dar comienzo a una nueva etapa, el "medio luto" o "luto abreviado", tal como lo definieron especialistas en el tema.
Aquel día fue el principio del fin del color negro como único tono en el guardarropa presidencial, del luto estricto que la Presidente mantenía desde hace tres años, tras la muerte de su marido y ex mandatario Néstor Kirchner.
Luego, un vestido con falda de base en color champagne y tul bordado encima color negro. Otra señal de que la camisa blanca que había elegido para retomar la actividad era una señal de que el luto llegaba a su fin.
De ahí en más, la Presidente apostó a una clásica e infalible combinación: el blanco y negro, un dúo que da sobriedad pero sin desprenderse de los tonos oscuros. Transparencias, perlas bordadas o cuellos tejidos, fueron algunos de los recursos en estos estilismos. Con pocos accesorios, algún que otro anillo y un reloj, se alejó del negro como única opción pero mantuvo la sobriedad.
Hasta que finalmente ayer apareció ante sus nuevos funcionarios y las cámaras en un vestido blanco. El luto terminó pero siguen los tonos serenos. Ahora sólo falta el regreso de los colores que tanto solía usar en tiempos pasados. Tal vez falta menos de lo que uno se imagina.