El Internet no tiene fronteras. Paraisópolis, una comunidad instalada al sur de São Paulo y vecina del Palacio de los Bandeirantes, sede del Gobierno estatal, es una de las favelas es una de las más pobladas del país, con cerca de 80.000 habitantes. El servicio allí gana terreno.
Tradicionalmente excluidas del acceso a la tecnología, las favelas brasileñas comienzan a salir de su aislamiento. Según un informe del instituto de investigación Data Popular, la mitad de las favelas tiene conexión a Internet y el 57% de esos hogares posee banda ancha.
En Paraisópolis, son habituales las estructuras de hasta cuatro pisos, superpuestas unas a otras y levantadas con una ingeniería de precisión dudosa. Las calles están asfaltadas y hay 16 escuelas, dos unidades básicas de salud, recogida de basura y líneas de autobuses municipales. Las conexiones ayudan al funcionamiento diario.
Por otra parte, la investigación de Data Popular apunta que Facebook es la red social más utilizada por los habitantes de las favelas y hasta el 85% de los internautas tienen un perfil en ella. Los smartphones y tabletas se abren lugar entre las computadoras.
En una nota del diario El País, el director de Data Popular, Renato Meirelles, asegura que Internet es un importante escaparate para el mundo. "Claro que el uso de las redes sociales está muy acentuado, pero eso no es exclusivo de las favelas. Lo fundamental es que Internet disminuye las barreras entre pobres y ricos", dice.
Para Rodrigo Baggio, creador de CDI, una ONG fundada en Río de Janeiro hace 15 años para promover la inclusión digital, la expansión de la web supone una transformación social.
"Internet puede ser una herramienta muy útil para los emprendedores y para combatir la pobreza", asegura y recuerda que, gracias a los cursos que imparte la asociación, ya se han formado un millón y medio de alumnos.
"La fase deseada ahora es aquella en que la tecnología sirva como fuente de generación de negocios", apuntó.