Fue una clara alusión a la persecución de que son objeto los fieles que profesan esa fe en países de esa región y del Asia y África en general. El Papa hizo estas declaraciones al recibir a unos trescientos peregrinos greco-melquitas, "llegados a Roma para reafirmar los profundos lazos de la Iglesia de Antioquia con el Sucesor de Pedro", según informa Radio Vaticano.
Al darles la bienvenida, Francisco dijo: "Vienen como testimonio de los orígenes apostólicos de nuestra fe. Desde entonces, la alegría del Evangelio sigue iluminado a la humanidad, y en ella ustedes caminan, a pesar de las numerosas pruebas que han conocido en la historia y hasta nuestros días. Mi pensamiento va enseguida a los hermanos y hermanas de Siria, que sufren desde hace largo tiempo una gran tribulación. Rezo por cuantos han perdido la vida y por sus seres queridos. Quiera el Señor enjugar las lágrimas de estos hijos suyos; que la cercanía de la Iglesia los consuele en la angustia y los preserve de la desesperación".
También reiteró con énfasis su acuciante pedido de diálogo, reconciliación, paz y respeto mutuo entre las diferentes religiones.
Estas fueron sus palabras: "Creemos firmemente en la fuerza
de la oración y de la reconciliación y renovamos nuestro apremiante llamamiento
a los responsables para que cese toda violencia y a través del diálogo se
encuentren soluciones justas y duraderas a un conflicto que ya ha causado
demasiados daños. En particular exhorto al respeto recíproco entre las diversas
confesiones religiosas, para asegurar a todos un futuro afianzado en los
derechos inalienables de la persona, que abarcan la libertad religiosa. Su
Iglesia desde hace siglos ha sabido convivir pacíficamente con otras religiones
y está llamada a desarrollar un papel de fraternidad en Oriente Medio".
Por último, reiteró un concepto que ya había formulado hace pocos días: "Les
repito también a ustedes: no nos resignemos a pensar en Oriente Medio sin los
cristianos".
Cabe recordar que el pasado 7 de septiembre el papa Francisco presidió una vigilia de ayuno y oración por la paz en Siria y también tuvo una iniciativa en el plano diplomático: escribió una carta al presidente de Rusia, Vladimir Putin, actualmente a la cabeza del G20, y luego lo recibió en el Vaticano para hablar nuevamente sobre la solución al conflicto que ensangrienta a esa nación árabe.