En una declaración a reporteros en el aeropuerto antes de salir a La Habana para iniciar un nuevo ciclo de conversaciones y en donde se iniciará la discusión del tema "solución al problema de las drogas ilícitas", De la Calle explicó que se busca profundizar y mejorar los programas de sustitución de cultivos ilícitos.
"No hay mejor escenario para impulsar estas iniciativas que el del fin del conflicto, un conflicto que se ha alimentado precisamente del narcotráfico", dijo el jefe negociador.
"Queremos una Colombia sin coca", la materia prima para la fabricación de la cocaína, añadió. "No habría fin del conflicto (armado interno) verdadero sin atacar de fondo este fenómeno, como tampoco haríamos la tarea completa del desarrollo agrario integral sin una solución al problema de las drogas ilícitas".
La nueva ronda de diálogos es parte de las negociaciones iniciadas en octubre de 2012 con base en una agenda de seis puntos y de los cuales los siete negociadores del gobierno de Juan Manuel Santos y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ya han alcanzado un acuerdo parcial en el primer tema, referido a la tierra, su uso y propiedad, así como un acuerdo completo en cuanto a la participación política de grupos surgidos tras el abandono de las armas por parte de los rebeldes.
En Colombia están sembradas al menos 48.000 hectáreas con coca, según el estudio anual de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en ingles) para 2012, el más reciente.
Las FARC, que según datos ofrecidos por el presidente Santos la víspera cuentan con unos 7.200 integrantes, han dicho a través de su máximo comandante, Timoleón Jiménez, que apoyarán planes de sustitución de cultivos ilegales.
Jorge Restrepo, director del no gubernamental Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, indicó en diálogo telefónico con The Associated Press que aparte de dejar de atacar aviones policiales que fumigan los campos de coca o unidades de hombres que arrancan las matas de la tierra, las FARC "no pueden controlar su desmonte" o desmembrar el negocio del narco porque sólo participan en algunos de los eslabones del negocio, como cultivos y producción de la pasta base de la que se obtiene la cocaína.
Otros grupos criminales participan en la refinación y transporte, que son los "generan mayor rentabilidad, (y esos eslabones) no están bajo el control de las FARC", agregó Restrepo. Se pueden reducir los cultivos con la ayuda de los rebeldes, pero "hay otros grupos" que participan en el negocio.
E incluso si las unidades de las FARC más involucradas en el transporte y otras áreas del negocio ilegal estuvieran bajo total control del grupo rebelde, los comandantes insurgentes "no pueden dar la orden del cese al narcotráfico" porque "hay otros eslabones de la cadena probablemente más poderosos".