David Nalbandian tuvo su despedida definitiva del tenis con una fiesta muy a su estilo: mucho humor, buen tenis junto al español Rafael Nadal, el serbio Novak Djokovic y el tandilense Juan Mónaco, y también su cuota emotiva por haber abandonado el deporte que alimentó su vida.
Fueron casi tres horas de un show que con el correr del tiempo ganó en efusividad y que sirvió para que casi 10 mil personas ofrenden su reconocimiento al unquillense, en una magnífica cancha de cemento montada en el predio ferial La Rural, del barrio porteño de Palermo.
Desde el arranque, en el single entre Nalbandian y Nadal, que terminó ganando el español 6-3 y 6-4, hasta el doble a toda orquesta en el que cada punto era una escena particular, con Djokovic como actor principal, robándose el centro del acto.
La humildad de los dos mejores tenistas del momento se notó a cada instante, en ningún momento opacaron a Nalbandian, el verdadero protagonista de esta historia, que se divirtió como un chico.
Bancándose la calurosa tarde que azotó a Buenos Aires, el cordobés hasta dejó jugar a uno de los ball boys, que tuvo su momento soñado con dos puntos jugados frente al número 1 del ranking mundial.
Nalbandian interactuó con la gente, agradeció cuando corearon su nombre y también los momentos en que les recordaron todo lo que dejó por representar la camiseta albiceleste en la Copa Davis, que fue una de sus principales cuentas pendientes.
El público además se le animó a "Rafa", cuando en un momento le propuso que regrese en febrero próximo a Buenos Aires, para jugar el ATP porteño, el cual disputó por última vez en 2005, cuando hizo su aparición en el circuito profesional.
Por otro lado, también hubo espacio para el buen tenis. El "Rey David" -que tuvo que apurar su retiro por una doble operación de hombro y cadera- demostró esa magia y técnica envidiada por muchos.
Encontró los ángulos que le dieron 11 títulos a lo largo de casi trece años de carrera y dejó en claro su talento con toques de muñeca que hicieron estallar al público. Del otro lado, Nadal tampoco se quedó quieto, con tiros fulminantes a la carrera, un despliegue que emociona y que, a más de uno, en vivo, debe hacérselo preguntar si es realmente humano.
La hermosa tarde, después de que el mallorquín decidió acelerar y tomarse revancha de la victoria del "Rey David" en el primer capítulo de la despedida en su Córdoba natal el jueves pasado, se cerró con un dobles muy atractivo, que la organización presentó como Argentina vs Resto del Mundo.
La emoción se condensó en el final, cuando Nalbandian apareció con su pequeña hija Olivia en brazos y junto a sus tres mosqueteros vio un video donde repasaron sus inicios en el tenis con su familia, el proceso hacia la profesionalización y sus principales logros deportivos.
David dijo adiós, el público le respondió gracias por todo y él, seguramente, internamente devolvió un hasta luego porque en forma inevitable seguir ligado al tenis.