Los argentinos y el mundo en general tenemos problemas con el buen dormir. Falta tomar verdadera dimensión sobre la importancia que tiene la higiene del sueño para una buena salud y calidad de vida.
"Es cierto que los argentinos tenemos una deuda de sueño, pero no es sólo un tema de los argentinos, sino que se trata de un fenómeno mundial. En el último siglo se han perdido dos horas de sueño y eso es mucho, explica Diego Golombek, doctor en ciencias biológicas (UBA), director del laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador principal del Conicet.
Y si nosotros con nuestros hábitos cotidianos de alguna manera forzamos la vigilia y alteramos el ritmo natural del ciclo sueño/ vigilia, nuestro cuerpo sin duda se lo cobrará en la columna del debe y no del haber.
"Las razones de esta deuda de sueño que arrastramos son básicamente tecnológicas: la luz eléctrica es un gran ladrón de sueño. Y hay otros factores que se suman como la propia aceleración de los tiempos contemporáneos y las jornadas de los tiempos laborales. En el caso de los argentinos, en general la calidad del sueño es mala porque se duerme poco, provocando trastornos en la salud y la vida social muy importantes", refuerza Golombek.
A pesar del panorama sombrío, hay buenas noticias para los locales: un grupo de científicos argentinos hace un tiempo que se dedican específicamente a estudiar el tema en el laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Quilmes, que dirige el mismo Golombek.
Y no es casual que Golombek sea el head leader de una ciencia joven y que promete ser estratégica para la salud y el comportamiento de las personas del siglo XXI. Es además un eficiente divulgador científico; que tiene la virtud de "ensanchar" el interés por la ciencia argentina y así mantenerla "vivita y coleando", para grandes y chicos.
En el laboratorio que Golombek dirige, el estudio de los relojes biológicos es casi una obsesión, del que ya se han desprendido numerosas publicaciones y dos patentes.
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¿Qué es la cronobiología?
"Si bien la biología y la medicina suelen construirse alrededor del dónde y cómo suceden las cosas; el cuándo es una variable fundamental para comprender la armonía del cuerpo sano, sus trastornos en la enfermedad y los nuevos enfoques en los tratamientos clínicos", precisa Golombek.
La cronobiología estudia los ritmos biológicos de nuestro cuerpo entre sueño y vigilia (ritmos circadianos). Y hay un fenómeno dentro de la cronobiología que son los cronotipos, preferencias horarias, una especie de " el mejor momento del día", que dispone una persona. Estas preferencias horarias no son fijas, cambian con la edad y con la geografía entre otros factores .
La ciencia específica que estudia el sueño es la medicina del sueño; ambas -la medicina del sueño y la cronobiología- están bastante subvaluadas en su consideración y su impacto en la salud.
"La gente que tiene un trastorno para dormir no piensa que existe la medicina del sueño. Hay que trabajar más en la higiene del sueño", define el científico.
"Respecto de los cronotipos, 'esos momentos de preferencias horarias', existe una tendencia general en las personas, una predisposición genética. En donde por ejemplo se establece que los adolescentes son más vespertinos, y por eso se los llama "búhos" y los ancianos son más matutinos. Luego todo está atravesado por el fenómeno del tiempo cultural".
Los argentinos le damos poco valor social al tiempo, socialmente en Argentina las cosas ocurren más tarde.
Cuál es tu mejor momento del día
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció al trabajo por turnos - el llamado "shift work "- como un factor de incidencia para el cáncer. Y es que los cambios horarios bruscos tienen impacto y consecuencias en la salud.
El caso de los adolescentes encierra una paradoja: por su naturaleza son "búhos" pero culturalmente son nocturnos; por lo tanto, el hecho de que las clases comiencen a las 7 de la mañana no es una buena idea; los chicos, al menos la primera hora, están dormidos.