"Pese a su corta edad, los dos actuaron con premeditación y alevosía. Tanto por las medidas previas que tomaron como por la forma en que lo mataron", sostuvo una fuente policial, sorprendido por la saña y premeditación de los jóvenes.
Según pudo reconstruir ese medio, ambos invitaron a Jonathan Javier Estela, la víctima de 11 años, a cazar pájaros. El autor del homicidio de 11 años, a su vez, llevó a su hermanastra de 5 para, a posteriori, simular un caso de abuso por parte del asesinado.
"Le dijeron a la niña que tenía que simular y decir, en caso de que el hecho saliera a la luz, que el menor asesinado había querido abusar de ella, y que ellos lo que hicieron fue defenderla", precisaron autoridades locales.
La investigación del hecho precisa que ambos niños treparon la ladera del Cerro Pelado, ubicado al norte de Maldonado, para dirigirse a una tapera de piedra abandonada ubicada al otro lado.
El ataque fue perpetrado, cerca de las 13 horas, en un aljibe de poca profundidad, que hay junto a esa tapera. Allí, uno de los dos niños golpeó a la víctima a machetazos en la cabeza y rostro, aunque estos golpes no le provocaron la muerte.
Jonathan, golpeado y asediado por los atacantes, se arrojó al aljibe del lugar. Engañado por sus dos compañeros, el niño de 14 le extendió su mano para ayudarlo a salir. Pero, una vez más, la víctima cayó en sus mentiras, y el otro menor le aplicó cinco puñaladas. El ataque continuó, hasta que finalmente terminaron golpeándole la cabeza contra una pared de piedra.
Luego, tiraron el cuerpo al pozo y se dirigieron de vuelta a sus respectivas casas. "Escondieron el cadáver y se fueron a jugar al fútbol", agregó el policía consultado por El País.
Una vez llegado a su casa, la madrastra del niño de 11 años se percató de que tenía la remera ensangrentada, le ordenó que se la sacara y se la lavó. Mientras el joven se iba a jugar al fútbol con amigos del lugar.
A su vez, tras el hecho, ese mismo niño había ido a un almacén a comprar un litro de leche adonde se acercaron dos jóvenes a preguntar por Jonathan, preocupados por su desaparición. "Ya va a aparecer", fue la sorprendente y escalofriante respuesta del menor.
"Estaba pagándome un litro de leche, moneda tras moneda, hasta completar los 18 pesos que cuesta, cuando entraron dos niños preguntando por el Jonathan, que no aparecía. Y él (quien fuera a la postre uno de los autores del homicidio) respondió eso y se fue muy tranquilo", relató el dueño del comercio.
La ausencia del niño fue denunciada sobre las 20 horas, cuando su madre se acercó a la seccional Sexta de Maldonado Nuevo. Preocupados por su desaparición, familiares y vecinos del lugar salieron a buscarlo por los alrededores. Pasadas las cero horas, un vecino encontró el cuerpo, aunque hasta ese momento los autores del hecho no habían confesado su culpabilidad.
Tras la noticia del asesinato, el comisario de esa seccional dispuso la búsqueda de los pequeños. Una vez en la comisaría, ninguno confesó el hecho, hasta que sí lo hizo la hermanastra de 5 años. Ante estas declaraciones, los niños sostuvieron que se trató de un accidente, hasta que minutos más tarde terminaron confesando la verdad.
¿Pero qué pudo motivar semejante acto en niños tan pequeños? "Cuando se le pregunta por esas diferencias responde cosas como podría responder cualquier niño; diferencias cuando jugaban al fútbol, cuando jugaban juntos", sostuvo la fuente.
Asimismo, una vez detenido, el menor de 14 años reconoció que odiaba a su víctima y hasta que había soñado con su muerte.
Una vez trascendidos los hechos en esa localidad de Uruguay , vecinos se concentraron en la puerta del juzgado para expresar su bronca y rechazo a los familiares de los menores.