En tiempos en que algunos países de América Latina como Argentina, Ecuador y Venezuela, entre otros, optan por mantenerse alejados de los mercados, economías como la brasileña, la colombiana o chilena, entre otras, siguen beneficiándose con sus políticas de apertura. En esta oportunidad, Brasil colocó el miércoles bonos por unos 3.200 millones de dólares con vencimiento en el 2025, más del doble de lo ofrecido originalmente, pero con el diferencial más alto de los últimos cuatro años sobre la deuda del Tesoro estadounidense de similar plazo.
Los bonos, que se colocaron con un rendimiento de 4,305 por ciento o 180 puntos básicos sobre los papeles comparables del Tesoro de Estados Unidos, eran parte de una estrategia para recomprar deuda más costosa.
Junto a la emisión, el Tesoro brasileño está comprando unos 2.000 millones de dólares en bonos globales con ocho diferentes plazos de vencimiento y así reducir los pagos de deuda por parte del Gobierno, explicó una fuente con conocimiento directo de la operación.
El secretario del Tesoro, Arno Augustin, había dicho antes de la colocación que tanto la emisión como la recompra de bonos de emisiones antiguas permitirán mejorar la curva de vencimiento de la deuda brasileña.
"El objetivo de la subasta no es recomprar todos los títulos", que tienen un valor nominal de 12.800 millones de dólares, dijo Augustin al explicar a parlamentarios de la comisión de Finanzas y de Hacienda de la Cámara de Diputados que la emisión tiene un "objetivo cualitativo".
El mercado está menos volátil en este momento, justificó el funcionario, quien aseguró que el Gobierno aún no ha evaluado la posibilidad de nuevas emisiones este año. A su vez, la operación también serviría como una referencia para abaratar el costo de crédito en el exterior a las empresas brasileñas.
El Tesoro Nacional, en tanto, anunció las operaciones en un momento en el que el apetito de los inversores por activos de riesgo va en aumento por las apuestas a que la Reserva Federal de Estados Unidos aplazará el retiro de sus medidas de estímulo monetario.
El programa de compras de bonos de la Fed ha ofrecido una fuente constante de dólares que buscan retornos más elevados en los mercados emergentes.
Gerentes de fondos y una fuente con conocimiento directo del plan sostuvieron, sin embargo, que la meta del Gobierno también es obtener un alivio de flujo de caja al retirar bonos con cupones más altos, como el título con tasa de 12,75 por ciento que vence en enero de 2020, el bono al 10,125 por ciento de mayo de 2027 y el de 12,25 por ciento en marzo de 2030.
El Gobierno tiene la opción de recomprar los valores "de una forma selectiva", retirando aquellos con rendimientos más altos, aseveró la fuente, que se abstuvo de ser identificada por su nombre debido a que la transacción sigue definiéndose aún.
"Ellos deben ofrecer un incentivo a los tenedores, los inversores aman esta deuda de cupón alto y podría ser difícil convencerlos de que la dejen", añadió Leonardo Kestelman, quien maneja unos 920 millones de dólares en deuda para Dinosaur Merchant Bank en São Paulo.
Una fuente había dicho antes del cierre de la operación que la oferta atrajo una demanda de inversionistas de más de 7.000 millones de dólares.
El Gobierno contrató a las firmas de banca de inversión HSBC Securities, Bradesco BBI y Deutsche Bank Securities para manejar la transacción.
Por su parte, además de Brasil, otros países de América Latina ya salieron a buscar deuda este año: Bolivia, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Uruguay. Mientras que Colombia, Costa Rica, México y República Dominicana, lo hicieron en más de una oportunidad.