Los jefes de Estado y de Gobierno de distintos países concluyen este sábado la cumbre de Panamá, que aprobará la primera reforma de este foro y que se celebra con la ausencia de más de la mitad de los presidentes latinoamericanos y del rey Juan Carlos, convaleciente de una operación.
La jornada se desarrollará en dos sesiones plenarias y en una reunión en privado de los jefes de Estado y de Gobierno, que se conoce como el "retiro", un espacio incorporado en los últimos años que les da ocasión para abordar de una manera más informal diversos temas que pueden introducir libremente.
La XXIII Cumbre Iberoamericana inició este viernes en Panamá con una marcada ausencia de gobernantes, reveladora de la pérdida de protagonismo y utilidad del foro, dos décadas después de creado.
"Esta es la cumbre del cambio y la transformación", destacó el secretario general iberoamericano, el hispano-uruguayo Enrique Iglesias, al inaugurar en la noche la cita en una ceremonia en un centro de convenciones a orillas del Canal de Panamá, desteñida por cancelaciones de última hora.
Sólo 11 de los 22 de jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica (América Latina, España y Portugal) confirmaron que estarán el sábado en las sesiones que analizarán la reforma de este sistema. En la noche de apertura estuvieron apenas seis mandatarios latinoamericanos (México, Paraguay, República Dominicana, Colombia, Costa Rica y el país anfitrión).
En la mitad ausente están casi todos los suramericanos: Dilma Rousseff (Brasil), Cristina Kirchner (Argentina), Rafael Correa (Ecuador), José Mujica (Uruguay), Sebastián Piñera (Chile), Ollanta Humala (Perú), Nicolás Maduro (Venezuela) y Evo Morales (Bolivia). Además, faltarán Raúl Castro (Cuba), Daniel Ortega (Nicaragua) y Otto Pérez (Guatemala).
A la ausencia de los principales líderes de América Latina remacha la del rey Juan Carlos de España, quien convalece de una operación de cadera y envió un mensaje de saludo grabado, al faltar por primera vez a estas citas desde que iniciaron en 1991.
"Considero un acierto que" esta "sea considerada la cumbre de la reforma. Después de 22 años de encuentro y funcionamiento hace falta un nuevo impulso y una renovación para adaptarnos a los cambios producidos en nuestros países y en la esfera internacional. Somos conscientes de las dificultades de este empeño", dijo el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, quien encabeza la delegación española.
La reforma de la Cumbre
Con el lema "La comunidad Iberoamericana en el nuevo contexto mundial", la XXIII Cumbre se propone una reforma profunda -de la que se viene hablando desde Cádiz (2012), que busca adaptar el foro a los intereses de una América Latina que hoy camina más a su propio ritmo.
Pero uno de los principales puntos, revelador del momento que vive el foro, es que las cumbres -la primera fue en Guadalajara (México) en 1991-, serán cada dos años a partir de la próxima, en la ciudad mexicana de Veracruz, en 2014, según anunció Martinelli en la inauguración.
La reforma también incluye un cambio en el reparto de costos del sistema: pasar de un 70% que asumen España y Portugal a un 60%, para que América Latina incremente su aporte de un 30% a un 40%.
Los encuentros concretados
La falta de interés en la cita no alcanzó a ser ni mínimamente compensada por la presencia de otros presidentes como Enrique Peña Nieto (México), quien acordó en una reunión con el anfitrión Ricardo Martinelli acelerar las negociaciones para antes de fin de año la firma del Tratado de Libre Comercio.
La ausencia de Piñera, Humala y del presidente Juan Manuel Santos (Colombia) -quien postergó su llegada para el viernes por la noche- anuló la posibilidad de un encuentro de la Alianza del Pacífico, un bloque comercial que busca mercado con los países asiáticos.
En su lugar se realizó una reunión ministerial en la que participaron los presidentes Laura Chinchilla (Costa Rica) y Martinelli, cuyos países aspiran a sumarse a la Alianza del Pacífico, por cierto no bien vista por mandatarios de izquierda como Morales, que la considera "parte de una conspiración" de Estados Unidos para dividir a Latinoamericana.
Los presidentes Mauricio Funes (El Salvador) y Porfirio Lobo (Honduras), quienes postergaron para el sábado su llegada a Panamá, podrían también celebrar una reunión al margen de la cumbre, ya que sus países protagonizan un conflicto por la soberanía de la Isla Conejo, en el Golfo de Fonseca.
"Le voy a plantear la necesidad de que lleguemos a un entendimiento para evitar tensionar la zona", manifestó Funes el jueves.
Una cumbre deslucida no fue el mejor escenario para el debut en estas citas del presidente paraguayo Horacio Cartes , cuyo país estuvo ausente el año pasado en el encuentro de Cádiz por la crisis que generó la destitución de su antecesor, Fernando Lugo. Sin embargo, el mandatario llegó temprano para reunirse con empresarios y políticos, al igual que Danilo Medina (República Dominicana), junto a Martinelli.