Si un "cristiano se convierte en discípulo de la ideología, ha perdido la fe", fue la advertencia que hizo Francisco en su homilía en Casa Santa Marta.
Su crítica estuvo dirigida a quienes adoptan una actitud "de llave en el bolillo y puerta cerrada", para lo cual recordó la advertencia de Jesús: ""¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia!".
"Cuando vamos por la calle –dijo Francisco– y nos encontramos frente a una iglesia cerrada, sentimos algo extraño", porque "una iglesia cerrada no se entiende".
Y descalificó las explicaciones que dan algunos para semejante actitud: "Son pretextos, justificaciones, pero la realidad es que la iglesia está cerrada y la gente que pasa por delante no puede entrar".
Jesús, dijo el Papa, "habla de esta 'imagen de clausura", "de cristianos que tienen en su mano la llave, pero se la llevan, no abren la puerta". Peor aun, "se paran en la puerta" y "no dejan entrar", y al hacerlo, "ni siquiera ellos entran" y "el Señor, que está adentro, no puede salir". Y agregó: "Cuando el cristiano es un sacerdote, un obispo o un Papa, es peor".
"En las ideologías –dijo también Francisco– no está Jesús: su ternura, su amor, su misericordia. Las ideologías son rígidas, siempre. De cualquier signo: rígidas. Y cuando un cristiano se vuelve discípulo de la ideología, ha perdido la fe: no es más discípulo de Jesús, es discípulo de esta actitud de pensamiento, por eso Jesús les dice: 'ustedes se han llevado la llave del conocimiento'. El conocimiento de Jesús es transformado en un conocimiento ideológico y también moralista, porque cierran la puerta con tantas prescripciones".
Jesús les dijo "ustedes cargan sobre las espaldas de la gente demasiadas cosas; sólo una es necesaria", recordó Francisco.
"La fe se convierte en ideología, y la ideología espanta –siguió advirtiendo el Papa–, echa a la gente, aleja a la gente de la Iglesia y a la Iglesia de la gente. Es una enfermedad grave la de los cristianos ideológicos (...). Su actitud es la de volverse rígidos, moralistas, éticos, pero sin bondad".
Y se preguntó: "¿Qué pasa en el corazón de (quien) se vuelve así? Simplemente una cosa: ese cristiano no reza. Y si no hay oración, siempre se cierra la puerta (porque) la llave que abre la puerta a la fe es la oración. El que no reza es un soberbio, un orgulloso, seguro de sí mismo. No es humilde. Busca su propia promoción. Éstos que no rezan, abandonan la fe y la transforman en ideología moralista, casuística, sin Jesús".
En cambio, siguió diciendo, "cuando un cristiano reza, no se aleja de la fe, habla con Jesús".
La oración debe ser privada –fue la advertencia final del Papa–, "de corazón a corazón", no es para "hacerse ver".
Ésta no es la primera vez que Francisco advierte contra la tentación de la Iglesia de encerrarse en sí misma. Desde el comienzo de su pontificado, el llamado a los fieles a "salir afuera" ha sido uno de sus temas recurrentes.