El proceso de paz entre el gobierno de a href="http://www.infobae.com/lugares/colombia-a97" rel="noopener noreferrer" Colombia/a y la guerrilla de las a href="http://search.infobae.com/farc" rel="noopener noreferrer" FARC/a cumple, el viernes, un año de haber sido instalado en Noruega, y no hay acuerdos a la vista. Los avances tras 15 ciclos de negociaciones en Cuba no son significativos y el diálogo se debate entre la pausa, la continuidad y la ruptura.
Las delegaciones abrieron las conversaciones el 18 de octubre de 2012 en Oslo y pactaron una agenda que incluía una discusión sobre desarrollo agrario integral, participación política de la guerrilla, fin del conflicto y desmovilización, solución al problema de las drogas ilícitas, reparación a las víctimas e implementación, verificación y refrendación de los acuerdos.
Aunque en mayo se firmó un acuerdo parcial sobre el primer ítem, los negociadores no han conseguido cerrar el debate en el segundo punto. Las críticas de quienes se oponen a los diálogos y el escepticismo ante las conversaciones han aumentado, y el tiempo estimado por el presidente a href="http://search.infobae.com//Juan-manuel-santos" rel="noopener noreferrer" Juan Manuel Santos/a para firmar la paz se agota.
Al cierre del último ciclo en La Habana el pasado sábado, el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, acusó a las a href="http://www.infobae.com/personajes/farc-a503" rel="noopener noreferrer" FARC/a de ser las responsables de la pérdida de apoyo público al proceso de paz por la insistencia de "traer a las conversaciones temas que no forman parte de la agenda pactada".
Para De la Calle, "lo que se ha logrado es confundir a los colombianos sobre el propósito de las conversaciones, haciendo que pierdan apoyo en la opinión pública".
Las posiciones en Cuba, a donde se trasladó el proceso en noviembre, se debatían desde hace semanas entre la propuesta del Gobierno de realizar un referendo sobre un eventual acuerdo y la intención de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de celebrar una Asamblea Constituyente.
El día miércoles fue aprobado por la Cámara de Representantes un proyecto de ley que permite realizar una consulta popular para tener un instrumento de refrendación en caso de un eventual acuerdo de paz con las FARC. Con la aprobación de la Cámara, por 105 votos a favor y dos en contra, al proyecto sólo le resta el visto bueno del Senado, lo que se espera podría ocurrir al final de este miércoles, ya que el oficialismo cuenta con mayoría en el Legislativo.
El Gobierno no baja la guardia y sigue pisando el acelerador para conseguir un avance que dé paso al siguiente punto, mientras que las FARC se aferran a la protesta social que ha surgido en el último año y a la pérdida de popularidad de Santos, quien está a pocos días de anunciar si va por la reelección.
Los comicios presidenciales y parlamentarios del próximo año le han dado un indudable tinte político a la histórica decisión de Santos de sentarse a negociar con el grupo guerrillero. Su carrera por la reelección debe iniciarse en pocos días y nada garantiza que su mayor anhelo, lograr la paz, tenga un final feliz.
Pese a que el mandatario aclaró al inicio de las conversaciones que éste sería un diálogo que duraría meses y no años, es evidente que el reloj de las FARC no es el mismo que el del Gobierno. El grupo guerrillero considera que los cambios deben ser profundos y no está dispuesto a dejar fuera ninguna de sus propuestas.
La encrucijada del presidente de cara al próximo año electoral está entre congelar, suspender o continuar las conversaciones que buscan darle fin al conflicto armado interno que
vive el país desde hace medio siglo y que en medio de las conversaciones sigue presente en varias regiones.
Partidos políticos consultados por el mandatario apoyan la continuación del proceso, mientras que opositores, como el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), que en un comienzo respaldó a Santos, piden suspender los diálogos por el incremento de ataques guerrilleros en los últimos días.
Sin embargo, la posibilidad que más ronda al proceso de paz es el receso, opción que también fue considerada por delegados de las FARC, quienes aclararon que lo ven viable siempre y cuando sea aprobado por ambas partes.
Dentro de dos semanas se abrirá, en La Habana, la decimosexta ronda de diálogos con las expectativas al límite. Asuntos como el derecho a la protesta y a la movilización social, así como los mecanismos de participación de minorías étnicas y las garantías de la oposición y los movimientos que puedan surgir tras un acuerdo, serán discutidos.
A la necesidad de "celeridad" del Gobierno, la impaciencia y el escepticismo de la opinión pública, y la lentitud de las FARC, se suma ahora la posibilidad de
que ha reiterado su intención de sentarse a dialogar con el Gobierno.