Con una mayoría de 81 votos positivos contra 18 votos negativos, el Senado de los Estados Unidos adoptó un texto que eleva el límite de la deuda del país hasta el 7 de febrero, propuesta que fue seguidamente votada por la Cámara de Representantes. Esta medida permitirá la reapertura del Estado federal, parcialmente paralizado desde el 11 de octubre, hasta el 15 de enero.
Luego del Senado, fue el turno de la Cámara baja. El presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el republicano John Boehner, reconoció que no pudo "ganar" su batalla contra los demócratas de Barack Obama y llamó a sus colegas de bancada a apoyar el acuerdo bipartidista forjado en el Senado para evitar el default del país.
"Bloquear el acuerdo bipartidario alcanzado hoy (miércoles) por los miembros del Senado no será una táctica para nosotros", dijo Boehner. Y agregó: "Espero que el gobierno abra mañana. No hay razón para que no lo haga".
En un breve comunicado, Boehner sostuvo que los legisladores republicanos continuarían con la lucha contra el plan de salud del presidente Barack Obama y buscarían una mayor responsabilidad fiscal. "Pero bloquear el acuerdo bipartidista alcanzado hoy por los miembros del Senado no será nuestra táctica", insistió.
Después de más de dos semanas de puro hermetismo y tensión en torno a las idas y vueltas de republicanos y demócratas para reabrir el Congreso y elevar el techo de la deuda, este miércoles estaba todo listo para que haya un acuerdo entre las partes. En ese sentido, el Senado se reunió para tratar el asunto y terminar con el ishutdown./i
El acuerdo que se discutió este miércoles es básicamente el mismo que vienen negociando ambos líderes del Senado desde el lunes: no incluye cambios sustanciales en la ley de salud conocida como Obamacare, ni grandes recortes en el gasto público. Esas dos modificaciones eran los grandes reclamos republicanos.
La actitud republicana en la Cámara de Representantes lleva tranquilidad a la Casa Blanca, que esperaba este pronunciamiento. La oposición maneja la Cámara baja con 234 congresistas. El simple hecho de que asistan al plenario les dio margen a los demócratas (201 legisladores) para imponer el proyecto. Desde el comienzo de la crisis, había republicanos moderados dispuestos a votar con el oficialismo siempre y cuando la dirección de su partido no se los prohíba.