La base más alta de comparación respecto de un año atrás en comparación con los resultados de los meses previos explica gran parte del receso que ahora muestra el indicador fabril.
También influyó en la disminución la fuerte merma de las compras por parte de Brasil, en parte por comenzar a atravesar un crecimiento más ralentizado que en la primera mitad del año, y en parte en represalias a las trabas comerciales que mantiene la Argentina, en particular en el caso de los insumos, por el "cuidado" de las divisas que hace el secretario de Comercio Interior.
Pero también están gravitando los efectos de la acumulación de pérdida de competitividad de la economía argentina, por la dinámica que mantienen los costos de producción, tardíamente reconocida por la política cambiaria del Banco Central.
La reactivación de las acerías, tras un largo período de parada de hornos entre el segundo trimestre y principios del siguiente en 2012. por tareas de mantenimiento y aumento de capacidad, determinó que la producción de metálica básica fuera la más dinámica del mes, con salto de 18,1%, aunque en el cálculo del estudio Ferreres ese rubro mantuvo una baja de 12,2 por ciento.
En segundo término aparece la producción de minerales no metálicos, asociados también con la tonificación de la construcción a partir de muy bajos registros del año anterior, con alza de 8 por ciento, en este caso el Indec detectó una suba menor que el cálculo privado.
Más atenuado fue el aumento de la producción de la rama química y de productos plásticos y del caucho.
Sin embargo, esos movimientos fueron insuficientes para neutralizar el efecto contractivo de 9,7% de la fabricación de automotores, y en menor medida del resto de los sectores.
En promedio, la industria operó en agosto con un aprovechamiento de 73% de las instalaciones, dejando una capacidad ociosa de 27%, un punto más que un año atrás.
El sondeo de opinión del Indec entre los empresarios determinó un leve predominio de previsiones de aumento de la demanda interna y externa de la producción nacional, aunque en proporciones modestas, habida cuenta de que la mayor parte de los industriales trabajan con la hipótesis de virtual estancamiento de la actividad productiva.
De ahí que en el caso del empleo se registró un saldo de respuesta positiva de 1,1%, que surgió de 2,1% de los casos que prevén aumentar la nómina y 1% reducirla.
Por el contrario, aparece más activa la propensión a un uso más intensivo de la mano de obra. "La cantidad de horas trabajadas se prevé que subirá en 6,9% de las empresas y disminuirá en otro 2%", indicó el Indec.
Por el contrario, las expectativas registraron saldos de respuesta negativos en lo referente al comercio exterior en el área del Mercosur: 2% en el caso de las exportaciones y 4,6% en el de las importaciones, reflejando el efecto de las tensiones comerciales con Brasil.
El desempeño de la actividad manufacturera en agosto y las expectativas para septiembre alimentan las previsiones de quienes consideran que el abultado crecimiento de la economía en su conjunto en el segundo trimestre, con 8,3%, tuvo un carácter de excepción, y por tanto no se repetirá en los meses futuros.
El Gobierno ha intentado reanimar el consumo con las últimas medidas de alivio impositivo para asalariados y monotributistas. Sin embargo, el efecto agregado para la producción se estima limitado, por la gravitación de la contracción de la demanda de automotores por parte de Brasil, como claramente se observó en agosto en el Estimador Mensual Industrial.