Un día después del contundente informe de la ONU sobre el ataque a Damasco, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, viajó a Rusia para intentar modificar la posición del gobierno de Vladimir Putin, que se opone categóricamente a una fuerte resolución contra el régimen de Bashar al Assad. "No hay ninguna duda sobre la responsabilidad del régimen sirio en la matanza de agosto", aseguró el ministro francés, tras mantener una reunión con su par ruso, Serguei Lavrov, en Moscú.
Se sabía de antemano que la misión sería altamente complicada, puesto que el gobierno ruso cuestionó desde un primer momento las acusaciones contra Siria.
En ese sentido, Lavrov aclaró que la resolución del Consejo de Seguridad sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio "no invocará el capítulo 7" de la Carta de las ONU, que prevé el uso de la fuerza.
"La resolución [...] no invocará el capítulo 7, lo hemos dicho claramente en Ginebra", expresó el ministro ruso, luego de entrevistarse con su homólogo francés.
A su vez, Lavrov aseguró que Rusia tiene "razones serias" para pensar que el ataque perpetrado cerca de Damasco, el 21 de agosto, con arsenal químico, "fue una provocación".
"Tenemos razones muy serias para pensar que fue una provocación", agregó Lavrov, al mismo tiempo que reconoció que Rusia y Francia tienen "enfoques distintos" sobre la forma de solucionar la crisis en Siria.
En tanto, Francia anunció que mantendrá una reunión internacional a fines de septiembre en Nueva York con la oposición siria, que se opuso abiertamente al acuerdo ruso-estadounidense.