La oposición siria quiere llevar al régimen de Al Assad ante el Tribunal Penal Internacional

La Coalición Nacional volvió a denunciar a la dictadura, porque "está probado" que ordenó atacar con gas sarín

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La Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria (CNFORS) ha instado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a llevar al Gobierno de Bashar al Assad ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) al considerar probado que ordenó atacar con gas sarín los suburbios del este de Damasco.

"Celebramos la publicación del informe de la ONU, que confirma que se usaron armas químicas en el área de Al Ghouta y que muestra claramente que solamente el régimen sirio pudo haberlo hecho", dijeron en un comunicado difundido por la red social Facebook.

La CNFORS ha subrayado que, "autorizándolo, el régimen de Al Assad no sólo cometió el ataque químico más devastador de los últimos 25 años, sino que, como ha puesto de manifiesto el secretario general de Naciones Unidas (Ban Ki-moon), cometió un crimen de guerra".

Por ello, ha reiterado su llamamiento al Consejo de Seguridad "para que remita el caso sirio al TPI y para que haga uso de todos sus poderes con el fin de frenar la campaña de violencia del régimen de Al Assad contra su propio pueblo".

"Pedimos que acabe con la cultura de la impunidad en Siria, que impida que se sigan cometiendo crímenes de guerra en Siria. Solamente una acción decisiva del Consejo de Seguridad mostrará que no se puede violar el Derecho Internacional sin consecuencias", ha concluido.

"La comunidad internacional no puede permitir que el régimen de Al Assad siga cometiendo tales atrocidades con total impunidad. Si no actúa ya, la guerra seguirá y morirán miles de inocentes. El pueblo sirio mira al Consejo de Seguridad para que haga todo lo que está en su mano", ha añadido, el representante de la CNFORS en la ONU, Najib Ghadbian.

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Informe de la ONU

Un grupo de expertos de Naciones Unidas liderados por el sueco  Ake Sellstrom llegó a Siria a finales de agosto para investigar el supuesto uso de armas químicas en la guerra civil, después de que el gobierno diera su visto bueno tras meses de negativa.

Aunque las denuncias sobre el supuesto uso de armas químicas comenzaron en marzo, el engranaje de la política internacional se activó a causa del ataque perpetrado el 21 de agosto con gas sarín sobre los suburbios del este de Damasco, que dejó miles de muertos y heridos.

Los inspectores de la ONU han publicado este lunes su informe, en el que confirman el uso a "gran escala" de gas sarín en Siria, basados en los síntomas de las víctimas -pérdida del conocimiento, irritación de los ojos, vómitos, asfixia y convulsiones- y en las muestras de pelo, sangre y orina.

Además, aunque no detallan la autoría, porque ése no era su cometido, especifican que el gas sarín fue lanzado desde cohetes tierra-tierra aprovechando unas condiciones meteorológicas ventajosas, de acuerdo con "pruebas claras y convincentes".

Los Estados Unidos han considerado que el informe de la ONU prueba que el gobierno sirio llevó a cabo el ataque químico, porque sólo él posee gas sarín y los cohetes de 122 milímetros que lo transportaron hasta las zonas controladas por la oposición armada en Al Ghouta.


Acuerdo bilateral

Los Estados Unidos y Rusia alcanzaron el pasado sábado un acuerdo por el cual ambas partes exigirán al régimen sirio que entregue su arsenal de armas químicas para destruirlo o, de lo contrario, se activará el protocolo de la ONU para el uso de la fuerza.

Ambos países han dado una semana a Siria para que entregue un listado detallado con todas sus armas químicas y su ubicación, en medio de los rumores que apuntan a que el gobierno de Al Assad ha comenzado a dispersarlas para ocultarlas a la comunidad internacional.

Una vez recibida la lista, Naciones Unidas enviará -antes de noviembre- a otro grupo de inspectores a Siria para que compruebe el inventario de armas químicas del régimen de Al Assad. La destrucción debería llevarse a cabo a mediados de 2014.

Aunque el acuerdo alcanzado por la Casa Blanca y el Kremlin no alude expresamente a la opción militar en caso de incumplimiento, Moscú ha cedido ante Washington aceptando enmarcar este pacto en el capítulo siete de la Carta de Naciones Unidas, que contempla el uso de la fuerza.

Este acuerdo ha conseguido frenar temporalmente una intervención militar en Siria para responder al uso de armas químicas que parecía inminente. Si bien el presidente estadounidense Barack Obama ha subrayado que aún contempla esta opción si la vía diplomática fracasa.

Desde que comenzó la guerra civil en Siria, en marzo de 2011, más de 110.000 personas han muerto a causa de los combates, y más de seis millones de personas, incluidos un millón de niños, se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

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