La ubicación geográfica de Israel en el mapa de Oriente Medio, rodeado de diversas guerras y "un montón de revoluciones" como la Primavera Árabe, hace que la "vigilancia de las fronteras" sea fundamental.
Así define Roni Kaplan los frentes estratégicos del Ejército de un país que comparte convulsivas fronteras con Siria, Egipto y Líbano y un conflicto histórico en la franja de Gaza con la Autoridad Palestina.
En esta entrevista, Kaplan reconoce que Israel no quiere meterse en la guerra en Siria librada por el dictador Bashar Al Assad, pero que ha reforzado la frontera previendo que haya "una desintegración del Estado sirio o un cambio político que los obliga a estar preparados para defender a la población civil de Israel".
Define como preocupación central la amenaza del grupo terrorista Hezbollah en la región, que "está ayudando al Ejercito de Al Assad en las matanzas a la población siria", teniendo en cuenta que "Siria es pasillo terrestre para pasar armas de Irán a Hezbollah por el sur del Líbano, con el único fin de exportar la revolución iraní y el régimen teocrático chiita".
"Hezbollah tiene 80 mil misiles que están apuntando a Israel desde centros de operaciones civiles que serian usados para atacar deliberadamente a población civil israelí", explicó Kaplan, quien detalló el armamento de la organización terrorista y aseguró que está siendo o bien contrabandeado, o incluso fabricado "gracias al iknow how/i proporcionado por Irán, que desarrolló una industria misilística propia". En este sentido asegura que el grupo chiita libanes tiene cohetes que "podrían destruir todo Israel".
Una creciente tensión en la frontera con el Líbano incluyó, en los últimos días, el ataque de la Yihad Islámica con cohetes a Israel desde "aldeas chiitas que están en el sur del Líbano, donde los terroristas tienen centros de control cerca de mezquitas, hospitales y escuelas". "Los cascos azules que operan allí no pueden ingresar a esas aldeas", enfatiza Kapplan, razón por la cual las llama "tierra de nadie".
Respecto a la presencia de Hezbollah en América Latina, aunque reconoce que excede la estrategia militar de Israel, considera que es una prueba de la "vasta red global" de la organización terrorista que se alimenta del "tráfico de cocaína en el norte de Colombia y en la triple frontera de Paraguay, Argentina y Brasil".