Piden que en España interroguen al supuesto inquilino de Boudou

El juez que investiga el caso Ciccone quiere que quien dice haber alquilado el departamento del vicepresidente aporte a la Justicia el contrato que no aparece

NA 162

La meca de la inversión inmobiliaria de la década ganada es Puerto Madero. Y allí tiene un departamento el vicepresidente Amado Boudou, entro otros destacados kirchneristas que hace unos años vivían de modo más modesto.

El departamento de Boudou en el edificio River View estuvo habitado en 2010 y parte de 2011 por quien justo para esa época desembarcaba al frente de la empresa Ciccone. Se sospecha que Alejandro Vandenbroele, el habitante del departamento, es testaferro de Boudou y en condición de tal se quedó con la fábrica de hacer billetes. Boudou y Vandenbroele niegan conocerse. A pesar de que Vandenbroele dormía en el edificio, se zambullía en la pileta, recibía a su familia, pagaba el cable, el teléfono, las expensas y el servicio de internet, insiste en decir que no conocía a Boudou. La coartada presentada en combinación por las defensas de Boudou y Vandenbroele en el caso Ciccone -aunque no se conocen sus abogados arman estrategias en conjunto- es que el inquilino del lugar le prestaba la locación al hombre que comenzó a dirigir la imprenta Ciccone.

Ese misterioso inquilino es Fabián Carosso Donatiello, abogado, amigo de Vandenbroele, que no pisa la Argentina desde enero de 2009, tal como lo muestran los registros de la Dirección Nacional de Migraciones. Es decir que Carosso Donatiello no estuvo por acá pero igual le alquiló el departamento a Boudou. Sigue en Madrid y guarda prudente silencio.

El juez Ariel Lijo, a cargo de la investigación del caso Ciccone, mandó un exhorto a España para que las autoridades de ese país ubiquen a Carosso Donatiello y le pidan el contrato de alquiler que, supuestamente, firmó con el vicepresidente. Es que después de un año y cinco meses de iniciada la investigación judicial en la que Boudou está imputado por negociaciones incompatibles con la función pública, el contrato jamás apareció.

De haber aparecido se habría caído una de las sospechas que encienden el caso: que Boudou y Vandenbroele se conocían y por eso una ignota empresa llamada The Old Fund llegó a quedarse con el negocio de imprimir los billetes. Carosso Donatiello también tendría que explicar cómo pagó mes a mes el alquiler del departamento de Boudou. Vandenbroele en cambio tiene una relación admitida con José María Núñez Carmona, socio y amigo de Boudou. Pero a Boudou no lo conoce. Y eso, para la estrategia de defensa del vicepresidente, no lo acerca a los que se quedaron con la imprenta que luego fue expropiada -en medio del escándalo de corrupción- en nombre de la épica kirchnerista de la "soberanía monetaria".

Asimismo, la Justicia quiere que Carosso Donatiello envíe a Buenos Aires, además del contrato, una supuesta carta o algo parecido que le habría mandado a Boudou en la que decía que abandonaba el departamento en marzo de 2011. A partir de ese momento vivió allí -siempre teóricamente- el hermano menor del vicepresidente Sebastián Boudou.

Cuando la Justicia española ubique a Carosso Donatiello tal vez se dilucide una de las tantas dudas del caso Ciccone: el supuesto contrato de alquiler que nunca ha aparecido. Si Carosso Donatiello no lo aporta, tal vez Boudou se complique un poco más.