"De un pico de 50,84% en 1954, cae hasta menos de 35% en la depresión de 2002/03 y se recupera hasta llegar hoy al récord de 52,5%", explica el estudio privado.
Resalta el informe que "pese a la dinámica de ese proceso, las estadísticas oficiales que difunde el Indec de Distribución Funcional del Ingreso entre el trabajador asalariado y el resto de los factores de producción se interrumpió a partir de 2009 hasta el presente", como había ocurrido entre 1974 y 1992.
IDELAS-UCES hizo el ejercicio de continuar la serie a partir de los datos parciales que el organismo de estadística brinda sobre el comportamiento de los salarios y del empleo y el valor del PBI en pesos corrientes, y obtuvo que el buscado "50 y 50" por parte del gobierno nacional se habría superado con creces en el último año: 52,5%, con 38,2% distribuido entre los asalariados del sector privado y 14,3% de los trabajadores en relación de dependencia en el sector público.
Esos valores significaron que "en 2012 el conjunto de los trabajadores en relación de dependencia recibió 3,4 puntos porcentuales más de la generación total de riqueza que un año antes, correspondiendo 2,6 pp a los asalariados del sector privado y 0,6% a los del sector público.
En el primer caso significó un repunte de 7,3% en términos reales -sustentado en el aumento de las remuneraciones, porque la dotación apenas se elevó 0,2%- y en el segundo de 5,9% -apoyado en la expansión de la nómina en 3,8 por ciento-.
Según el trabajo, "entre los factores que contribuyeron a provocar una singular escalada de la distribución de la renta a favor de los asalariados, con un salto de más de 12 puntos porcentuales en un lustro, se destacan la intensificación de la política de aliento del consumo interno y el desaliento de la exportación y la inversión privada, por la vía de la administración de alza de precios y del ajuste de la paridad cambiaria por debajo de la suba de los costos de producción".
Poco virtuoso
Del trabajo privado se desprende que esta mayor participación de los trabajadores en la captación de la riqueza nacional no responde a un fenómeno virtuoso, en el que se gana a partir del crecimiento sustentable de todos los factores de la producción, en el descuido de uno a favor de otro.
La historia muestra que tras los grandes picos de 1954 y 1973 surgieron caídas bruscas que luego llevaron varios años remontar, porque no se alcanzaron a partir de ganancias de productividad y, sobre todo de competitividad con el resto del mundo.
De ahí surge, que "la mejora en la captación de la riqueza por parte del conjunto de los asalariados, pese a la brusca desaceleración del ritmo de crecimiento del PBI, se originó más por efecto de la pérdida de incentivos de las empresas para expandir el acervo productivo que por efecto de apreciables ganancias de productividad de los trabajadores y consecuente repunte de la competitividad de la economía en su conjunto", explica IDELAS-UCES.