El cuerpo de Miguel Ángel Graffigna, de 36 años, fue hallado sin vida y con un orificio presuntamente de bala en su cabeza. Estaba en el barrio porteño de Villa Ortúzar, dentro de un auto de alta gama que había comprado hacía menos de 24 horas. Sexo, dinero, amenazas… si se determina que no se trató de un suicidio, el caso tiene varias aristas que abren un abanico de hipótesis.
Cuando Interpol y la policía bonaerense lograron detener en febrero de 2011 a Graffigna y su ex novia Romina Iddon Silva, los investigadores pensaron que el crimen de Nicolás de Souza y su novia, Antonieta Zárate, estaba resuelto.
De Souza y Zárate eran una pareja swinger. Según el fiscal, fueron seducidos por Graffigna e Iddon Silva para robarles un supuesto cuadro de Pablo Picasso. Los terminaron matando el 22 de agosto de 2004. A él le pegaron con un hierro. A ella la asfixiaron con cinta de embalar. Los habrían torturado hasta morir.
La hipótesis se basaba en el testimonio de una ex pareja de Iddon Silva, el médico mexicano Alonso Velasco Aznar, a quien la mujer le habría confesado, por ejemplo, que su hermano estaba vinculado al narcotráfico, que su marido era un pirata del asfalto o que ella había introducido dólares al mercado en nombre de Daniel Bellini, el dueño del boliche Pinar de Rocha que está acusado de matar a la bailarina Morena Pearson.
Según Velasco Aznar, Graffigna e Iddon Silva escaparon a México tras el crimen de los swinger. Allí ella se dedicó a hacer lo mismo que en Buenos Aires: trabajar en cabarets y ofrecerse como escort. Incluso Graffigna la habría forzado a trabajar en más de una película pornográfica bajo el nombre de "La Reina del Nilo".
En México, dijo el testigo, los acogió la madre de la bailarina, Edith Silva, detenida en ese país por el robo de un cuadro de Benito Quinquela Martin durante un incendio intencional en una dependencia municipal de la ciudad bonaerense de Bahía Blanca.
Siempre según Velasco Aznar, la pareja se separó y Graffigna volvió a Argentina con la hija de ambos. Iddon Silva, en tanto, conoció al médico y se casó. Pero en algún momento ella le contó su pasado, él tuvo miedo y le contó a las autoridades argentinas lo que sabía.
Tras el testimonio del médico mexicano, la policía orquestó la detención de la mujer a través de una trampa: le hicieron creer que la Justicia argentina le había dado la tenencia de su hija. Cuando pisó el aeropuerto de Ezeiza para buscarla, la arrestaron. En su poder tenía una serie de denuncias por violencia doméstica contra Graffigna. Pensaba que por ese motivo habían fallado a su favor.
Por su parte, Graffigna estaba convencido de que le tendieron una trampa y declaró que los asesinos habían sido Edith Silva y su esposo, Daniel Guetto. Sin embargo, nunca pudo explicar por qué él y su novia figuraban en la agenda que las víctimas tenían con el nombre de otras parejas swinger que conocían.
Igualmente, el caso no era para nada sencillo. Del cuadro de Picasso nunca se pudo comprobar su existencia. El médico devenido en testigo tenía antecedentes por pedofilia y su mujer lo podría haber presionado para declarar. En el medio estaba la tenencia de la hija de los imputados.
En ese marco, el juez de Garantías de La Plata Guillermo Atencio los dejó finalmente en libertad a las pocas semanas de su detención y la Justicia los absolvió.
Actualmente, Graffigna realizaba operaciones financieras. Se lo vincula a una mesa de dinero, cuya oficina está ubicada en el centro porteño.
En los últimos meses, había denunciado por amenazas a una ex pareja de él. No trascendió de quién se trata, pero se sabe que tenía una pésima relación con Iddon Silva y ella está casada con el conocido narcotraficante mexicano apodado "La Mamola". Tendrían varios prostíbulos y denuncias por trata de personas. Se los busca en España y Suiza. A su vez, Graffigna convivía con María Laura Aráoz, a quien, según C5N, acusó de desvalijar su casa. A sus amigos les había dicho que tenía miedo.