"Con Juan Pablo II cayó el comunismo, con Francisco debe caer el materialismo"

De visita en Argentina, monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, habló de la fuerza que representa el papa argentino. Denunció la mentalidad individualista y "sus siervos tontos"

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 Adrián Escandar 162
Adrián Escandar 162

El Padre Paglia tiene la típica fisionomía del sacerdote italiano, del cura de campaña; simpático y afable, en conferencia de prensa en la Universidad Católica Argentina, expresó sin embargo conceptos fuertes respecto al rol de la familia y críticas a una "dictadura invisible" que busca destruirla y a sus "siervos tontos o diablos"; todo ello salpicado con bromas e ironías.

      
        
     
        
          
                      
        
        
      
    
       
        
     
        
          
                      
        
        
      
    

Su viaje a Argentina y Chile se produce en ocasión de cumplirse 30 años de la redacción de la Carta de los Derechos de la Familia, un documento auspiciado por los obispos de todo el mundo, que el Vaticano quiere volver a colocar en el centro de los debates y que espera sea sostenido desde la política y, sobre todo, desde la cultura, porque "la familia no es un tema exclusivo de la Iglesia católica".

Flanqueado por el obispo Auxiliar de La Plata, Alberto Bochatey, director del Instituto de Bioética de la UCA, y por el padre Andrea Ciucci, encargado de Comunicación del Pontificio Consejo para la Familia, monseñor Paglia anunció que en octubre habrá una peregrinación de las familias a Roma: "Espero que en ella aparezca que la familia, aún con todos sus problemas, es lo más lindo del mundo".

"Pese a la centralidad de la familia en la vida de los pueblos no se tiene este tema como algo central, se lamentó. Sí los derechos del individuo, no los de las familias. La Carta de los Derechos de la Familia es un documento que no entró en la cultura de los gobiernos y a veces ni siquiera en la pastoral".

Señaló como "muy positivo" que en estos años se hayan desarrollado "muchos derechos individuales", pero denunció "un crecimiento exorbitante de un individualismo que está envenenando la sociedad porque las justas conquistas de la libertad están desligadas de las indispensables exigencias de la solidaridad y de la comunidad".

"La familia es la primera piedra con la cual tropieza el individualismo, por eso la dictadura del individualismo quiere destruirla en su raíz, diciendo que todo es familia pero si todo es familia, entonces nada lo es", sentenció. Y advirtió: "Creo que nos hemos vuelto todos más libres pero todos más solitarios. Tengo miedo de que el mundo se ilusione pensando que es mejor un poco de afecto a bajo precio que uno que requiere esfuerzo pero te acompaña toda la vida, dijo. Envejecer solo es, además, el mejor camino hacia la eutanasia".

"La familia es la institución que mayormente rige la sociedad de todos los países y aunque es el deseo de la mayoría de los jóvenes tener un hogar, ni la cultura, ni la política sostienen a la familia", dijo Paglia. E ironizó: "Si hablo de parejas homosexuales salgo en primera plana, pero si hablo de familia ni salgo en la crónica".

      
        
     
        
          
                      
        
        
      
    
      
        
     
        
          
                      
        
        
      
     

Para sustentar la necesidad de un respaldo institucional, dijo que "la familia debe estar ligada a la sociedad porque así como se dice que no es bueno que el hombre esté solo, tampoco es bueno que la familia esté sola".

"Sociedad líquida y feminismo idiota"

"La familia, padre, madre, hijos, y la gran familia, abuelos, primos… no es solamente amarse, es también tener hijos y construir la sociedad que hace una Nación, que hace su historia, dijo Paglia en otro tramo de la conferencia. Por lo tanto, es responsabilidad de todas las instituciones crear una sociedad estable, no una líquida, como dice (Zygmunt) Bauman. Si se aflojan todos los lazos ya nadie puede confiar en el otro. Se dice 'nos queremos pero, nunca se sabe'. '¿Para siempre? Depende'. Corremos verdadero riesgo de estar en un mar donde no hay nada sólido. Desgraciadamente no siempre somos conscientes de los peligros y se hacen leyes de las que no se entienden las consecuencias que traerán. Un país debe construirse sobre bases sólidas, no sobre arena".

A modo de ejemplo, dijo: "Si criticamos los contratos laborales precarios para los jóvenes ¿por qué los aceptamos para las familias? Los jóvenes ya no creen en el amor para siempre, sin embargo pueden ser leales de por vida al club de fútbol".

"Hay que poner a la familia en el centro de la política, de la cultura, de la sociedad –exhortó. Pensemos por ejemplo en los urbanistas. Construyen casas donde no entra más de un hijo, un hijo y medio como máximo. Son casas que no están a la altura de la familia. Tampoco podemos aceptar un feminismo idiota que quiere que las mujeres sean iguales a los hombres. Ahora existen muchos trabajos que las mujeres pueden hacer en casa. ¿Por qué deben obligatoriamente salir a trabajar afuera? Y me voy a permitir un chiste machista: si salen menos, habrá menos accidentes…"

"La familia padre-madre-hijos no es sólo una cuestión católica, aclaró monseñor Paglia. ¿Acaso existe algo como la paz católica? Mucho antes del catolicísimo, los juristas de la Antigua Roma definían el matrimonio como la unión de un varón y una mujer para toda la vida, constituida según el derecho divino (pagano) y humano, y Cicerón agregaba que la familia es célula de la ciudad y la universidad donde se aprende la vida pública. En ese tiempo también había homosexuales de ambos sexos. No había homofobia, pero ninguno de ellos pensaba que podía entrar en el derecho público".

      
        
     
        
          
                      
        
        
      
    
      
        
     
        
          
                      
        
        
      
     

Aun así, Paglia dio signos de posibles aperturas cuando dijo que "en la pastoral familiar debemos incluir la realidad de hoy, porque no puedo hacer un curso de matrimonio si no tengo en cuenta que más del 80% de los jóvenes que vienen a las charlas ya conviven". Y en cuanto a los divorciados, no aludió al levantamiento oficial de la prohibición de comulgar pero recordó que "ya en Milán hace un año hubo una intervención del Papa Benedicto dejando sentada la indispensabilidad de una nueva actitud hacia estas personas". Por su parte, agregó que consideraba que los sacerdotes debían incluso "prestar una mayor atención a fieles en dificultades y el fracaso de un matrimonio es siempre un problema y la Iglesia debe sanar con empeño las heridas de estos hermanos".

Efecto Bergoglio

Interrogado acerca de si veía una intencionalidad particular en esta actitud contraria o indiferente a la familia por parte de la cultura y de la política, dijo: "Responde a una dictadura invisible. Es más fácil combatir a un dictador con nombre y apellido, pero mucho más difícil combatir una mentalidad  alimentada por tantos siervos tontos, que es el nombre que doy a estos manipuladores". "Son diablos porque su trabajo es dividir", agregó en una sentencia con eco a las palabras de Jorge Bergoglio en sus tiempos de Arzobispo de Buenos Aires.

      
        
     
        
          
                      
        
        
      
    
      
        
     
        
          
                      
        
        
      
     

En esta línea, se le informó, va la reforma del Código Civil que se prepara en Argentina que entre otras cosas, elimina el deber de fidelidad y de cohabitación  en el matrimonio, además de habilitar contratos prenupciales, con lo cual se vaciaría de sentido.

Cuando se le recordó que en su momento el Cardenal Jorge Bergoglio había sido duramente criticado por defender un modelo de familia (y –aunque esto no le fue dicho a Monseñor Paglia por ser un dato demasiado doméstico de la política local- abandonado por los dirigentes que decían tenerlo por referente), el enviado vaticano aclaró: "La figura del Papa ayuda a sostener la importancia de la familia, compuesta de padre, madre e hijos, pero esto no es en contra de nadie sino a favor de la sociedad, porque queremos sostener la sociedad. Creemos que en esto el padre Francisco nos da más fuerza".

Paglia definió justamente a la elección de Bergoglio como "un gran designio de los tiempos en el sentido de que el primer continente que se convirtió al cristianismo en la Edad Moderna hoy tiene la responsabilidad de ofrecer una nueva fuerza al entero mundo católico cristiano".

"Y así como en 1978, los ojos del mundo se volvieron hacia el Este, hacia Polonia, y cayó la dictadura del comunismo, creo que hoy los ojos se han vuelto hacia el Oeste y debe caer la dictadura del materialismo", sentenció.

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