Aquella Carpa Blanca que instalaron los maestros frente al Congreso Nacional

En 1997, durante el gobierno de Menem, los docentes montaron un campamento que se extendió tres años en reclamo de mejoras salariales y de una ley de financiamiento educativo. Hoy será la oposición la que instale su propia carpa contra la reforma judicial

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Un grupo de legisladores de la oposición recurrirá hoy y mañana a un método de protesta que marcó un antes y un después en la historia política reciente de nuestro país.

Por iniciativa de Patricia Bullrich, Federico Pinedo (PRO), el peronista opositor Eduardo Amadeo y Claudio Lozano, del FAP, instalarán este mediodía una carpa frente al Congreso, que recordará aquel emblemático campamento con el que la comunidad docente se opuso al vaciamiento de la educación pública en nuestro país.

Todo comenzó un 2 de abril de 1997, cuando unos 50 maestros nucleados en la Confederación Trabajadores de la Educación de la Republica Argentina (Ctera) levantaron una Carpa Blanca frente al imponente edificio del Congreso Nacional, sin sospechar siquiera que se convertiría en uno de los emblemas de la lucha obrera contra las políticas neoliberales de los 90´.

Eran momentos en que casi no quedaba rincón del Estado que no hubiera sido alcanzado por el modelo de privatización del gobierno de Carlos Saúl Menem.

Los docentes acompañaron la protesta con un ayuno líquido, y fueron sumando cada vez más voces al reclamo por mejoras salariales, una Ley de Financiamiento Educativo y la derogación de la Ley Federal de Educación.

En diez días, la manifestación que marcaba el retorno de una lucha sindical planteada en las calles, tomaba mayor fuerza, se nacionalizaba y sumaba más adeptos debido a un hecho trágico: el 12 de abril, en Cutral Co, Teresa Rodríguez era asesinada por la policía en medio de una protesta docente en Neuquén. A raíz de ese episodio, Ctera convocó a un paro general.

La protesta en la Carpa Blanca se extendió durante 33 meses, en los cuales ayunaron 1.380 maestros y fue visitada por alumnos de 7.000 escuelas. Se recogieron 1.500.000 firmas en apoyo al reclamo, y se solidarizaron un sinfín de personalidades de la cultura, la política y el deporte, como León Gieco, Luis Alberto Spinetta, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa y Eduardo Galeano, entre otros.

La protesta se fue extendiendo en el tiempo y las "carpas blancas" se multiplicaron en las distintas provincias con un reclamo común: una Ley de Financiamiento Educativo que permitiera resolver la crisis del sector y engordar los salarios docentes.

Según analizó la Ctera, "ese posicionamiento popular sostenido y organizado desde la Carpa jugó un papel significativo en la derrota electoral del menemismo en octubre de 1997".

Entre 1998 y 1999, los maestros juntaron, con otros gremios, 300 mil firmas para pedirles al Congreso y al gobierno de Menem una ley que pudiera dar salida a crítica situación del sistema educativo.

Finalmente, después de extensas negociaciones empantanadas por la administración central a través del Ministerio de Economía que lideraba Roque Fernández, se logró un consenso que conformó a la Ctera, pero incluyendo una cláusula de garantía estatal para evitar que el Fondo de Financiamiento Educativo quedara atado a la recaudación.

Con el acuerdo, el Gobierno evitó que los docentes llegaran a la Plaza de Mayo en la movilización del 11 de septiembre de 1998 y dos meses después fue aprobada la ley, pero el Poder Ejecutivo vetó la cláusula de la garantía.

La Carpa Blanca continuó mientras se desarrolló una "campaña" contra el impuesto a los automotores -establecido para conformar el fondo.

Finalmente, el 30 de diciembre de 1999, ya con el gobierno de La Alianza, Ctera decidió desarmar la Carpa Blanca luego de la aprobación, por parte del Congreso Nacional, de la Ley de Financiamiento Educativo que otorgó un fondo de 660 millones de pesos para posibilitar un aumento salarial docente. Habían pasado dos años y nueve meses.