La guerra en Siria, vista a través de la cámara del premio Pulitzer argentino

Rodrigo Abd obtuvo el prestigioso galardón el lunes pasado por las imágenes tomadas durante el conflicto. En diálogo con Infobae, contó su experiencia en la zona de combate y cómo fue capturar las fotos ganadoras

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Para la gran mayoría de nosotros, un día de trabajo comienza, más o menos, de la misma forma: despertarse temprano, hacerse un café y tomarse un tren, colectivo o subte hacia la oficina, el lugar en que permaneceremos por las próximas siete, ocho o nueve horas.

Del mismo modo, para una gran mayoría resulta difícil imaginar un lugar de trabajo en que bombas y balaceras son parte del escenario diario y pueden torcer el camino de la jornada laboral en cuestión de segundos.

Ese fue precisamente el panorama del fotoperiodista Rodrigo Abd, ganador del premio Pulitzer en la categoría Fotografía de Noticias de Última Hora junto a sus compañeros de la agencia AP, Khalil Hamra, Manu Brabo, Narciso Contreras y Muhammed Muheisen. Fue durante su estadía de tres semanas, entre febrero y marzo de 2012, en el norte de Siria donde tomó las imágenes que recibieron el galardón.

Nacido el 27 de octubre de 1976 en Buenos Aires, Abd comenzó estudiando comunicación y luego periodismo deportivo en Deportea. Gradualmente, se fue interesando en la fotografía y empezó algunos cursos, al tiempo que iba conformando su portofolio.

Empezó su carrera en el diario La Razón y luego en La Nación. A partir de 2003 estuvo en la agencia AP, donde trabaja hoy. Cubrió eventos como las elecciones presidenciales de Venezuela de 2007 y el terremoto de Haití en 2010. Ese mismo año, estuvo en Afganistán y en Libia en 2011.

El conflicto armado en Siria

Desde Lima, Perú, donde se encuentra hoy, Abd relató en diálogo con Infobae cómo es trabajar en una zona de guerra: "En el caso de Siria, nosotros no fuimos invitados por el gobierno. La mayoría de los periodistas, salvo contadísimas excepciones, tienen que entrar de ilegales, sin visa de periodista ni documento oficial".

"En Siria, básicamente era entrar y cubrir las noticias del lado de los rebeldes, del lado del Ejército de Liberación Siria, que controlaban esa parte norte del país donde yo estuve por un tiempo, siempre sin ningún permiso y con el aval de ellos, de la gente que quería contar su historia dramática", continuó.

El fotógrafo contó además cómo era la relación con los civiles, a los que describió como "el gran problema del conflicto": "Había mucha gente, que nos ayudó un montón, muchos civiles que nos ayudaron un montón para contar la historia, que nos llevaban de un lado al otro y nos invitaban a comer. De hecho, dormíamos en las casas de ellos".

Abd pone el énfasis en la necesidad de los civiles sirios de relatar su propia historia y lo que sucede en el país. En este sentido, los fotógrafos se convirtieron en el vehículo para difundir esa realidad y recibían la ayuda de la gente, no solo para capturar distintos momentos, sino también para moverse: "Organizaban una especie de grupo de gente que colaboraba con periodistas como nosotros. Siempre había alguien que podía salir con vos todos los días como para que te acompañe a los lugares, para que hable con la gente, para que explique que vos sos periodista internacional", señaló.

Sin embargo, la voluntad de mostrar al mundo lo que ocurría en parte estaba condicionada por el miedo, ya que también había quienes no se dejaban fotografiar: "Cuando estaban con la cara tapada, no había ningún problema; pero cuando estaban con la cara destapada, tenían miedo. No sabían bien todos quiénes éramos. Mucha gente podía pensar que nosotros éramos espías", dijo

Y añadió: "Se vive mucho terror. Tienen miedo a represalias, a ser identificados y en un futuro ser encarcelados, asesinados. Entonces yo lo entendía, me ponía en la piel de ellos y los entendía, pensaba que algo de razón tienen".

Tomar una foto, enfocarla, encuadrarla, en medio de una zona de guerra parece una tarea imposible. Abd explicó que en el momento de capturar la imagen, enfrentado con las imágenes terribles que veía a diario, el costado técnico de la foto salía de forma inconsciente: "Lo intentás aplicar como si estuvieras en una conferencia de prensa", señaló, al tiempo que añadió la imagen resultante es "una interpretación tuya de lo que vos creés que está pasando".

Asimismo, en cuanto a la temática de la foto, relató que a veces partía en la mañana con una idea de lo que quería capturar, pero que muchas veces esa idea quedaba trunca por lo impredecible y cambiante del contexto.

"Hay días en que esa idea que tuviste la noche anterior en la mañana cambia totalmente y terminás haciendo una cosa completamente distinta porque la situación en esos momentos cambia rápidamente", explicó.

Además, destacó el rol de los civiles y de los colaboradores del Ejército de Liberación Siria a la hora de organizar la logística: "No dependíamos mucho de nosotros, sino de los colaboradores del Ejército de Liberación Siria. Ellos eran los que nos decían lo que podíamos hacer. Terminás acomodándote a la situación; a veces las cosas se cumplen y hacés lo que estaba pautado, pero generalmente, al menos en mi experiencia, es muy difícil".

Más aún, Abd remarcó que, más allá de una idea preconcebida para una foto, sobre todo se intenta lograr la captura deseada, pero siempre sujeto a las condiciones del momento y lugar: "Intentás resolver la situación de la mejor manera posible estando atento a que las cosas son super caóticas. Hay momentos de tranquilidad también, pero hay también momentos caóticos en que las cosas pasan muy rápido y vos estás viendo cómo salvarte de quedar muy desprotegido y ser herido. Ahí hay balas y bombas bastante cerca. Uno resuelve lo que puede: a veces salen bien las cosas y a veces uno se arrepiente porque piensa 'si hubiera seguido más para allá…'", sostuvo.

Aída, los ojos de Siria

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Entre las fotos que fueron distinguidas con el premio Pulitzer, Abd destacó la foto que muestra en primer plano a una mujer llamada Aída llorando, ensangrentada, como una de las que más le impactó, no solo por la imagen en sí, sino también por la historia personal de la mujer y la forma en que se relaciona con la de su propia familia.

"La historia es muy fuerte, porque nosotros llegamos al hospital, una clínica de la Cruz Roja en Idlib y de repente nos encontramos con la situación dramática de la mujer llorando en la cama al lado de una hija, toda vendada también, y en la cama de al lado, dos hijas también todas ensangrentadas. En ese momento se nos acerca una familiar y nos dice 'no le pregunten cosas a ella porque todavía no sabía que su marido y sus otros dos hijos han muerto durante el ataque'. Fueron bombardeados esta familia y su casa. Esa foto, ese llanto de la mujer, me parece que resume mucho el drama que vive el país", relató.

Para el fotógrafo, la imagen es doblemente fuerte, ya que, según explicó, la vincula con su propia historia: "Mis abuelos llegaron de Siria a principios del 1900 y esa foto de la señora Aída me recuerda mucho a esos ojos verdes de mi papá, de mis tíos, de mis primos, de mis abuelos. Se mezclaron con muchas decisiones personales de mi familia y eso creo que le agrega algo a la foto que a mí me impacta personalmente, no solo profesionalmente".

La foto de Aída además apunta en la dirección que Abd buscó darles a sus fotos, es decir, relatar la historia sobre todo de los civiles que se ven envueltos en el conflicto armado: "Gran parte de las fotos hablan de los civiles más que de las batallas. Eso creo que fue muy positivo, me parece que habla bien de entender cuál es el gran problema del conflicto, que creo que son los civiles. Si uno mira toda la cantidad de muertos, que son alrededor de 70.000, estoy seguro de que más del 90% son civiles, no son combatientes".

El futuro

Abd señaló que tiene algunos viajes de trabajo previstos, mayormente en América Latina, aunque a ninguna zona de guerra. Consultado acerca de qué lugares le gustaría cubrir, afirmó: "Me gustaría seguir yendo a Venezuela, que creo que es un lugar que es interesante la realidad política y electoral. Me interesa lo que pasa en Corea, en Siria y me gustaría trabajar más en Argentina".

Asimismo, señaló que el haber ganado un premio Pulitzer no cambiará la forma en que trabaja; más que nada, describió al premio como una "confirmación y reconocimiento de que estuviste haciendo las cosas bien" y también como una oportunidad "para seguir haciendo el mismo trabajo mejor todavía, tratando de hacerlo más profesional". "Sería bueno aprovechar el premio para poder hacer lo que estoy haciendo, pero mucho mejor", añadió.