La autentificación del cuadro no parece dividir a los expertos, como sí ha ocurrido con otros hallazgos recientes de supuestas obras de Caravaggio o Leonardo Da Vinci, porque tiene el respaldo del principal experto mundial en el gran artista del siglo XVI, Ernst van de Wetering.
Un Rembrandt de 29 años luce una gorra tocada de una enorme pluma blanca en ese autorretrato fechado en 1635 que hoy cuelga en la abadía de Buckland, en el suroeste de Inglaterra, después de haber permanecido almacenada durante dieciocho meses sin que sus responsables sospecharan que se trataba de un original.
La obra había sido cedida al National Trust (patrimonio del Reino Unido) por los herederos de lady Edna Samuel, cuyo marido, un empresario inmobiliario, fue un importante coleccionista de arte holandés y flamenco.
Cuando la pintura fue ubicada en el recinto de Buckland –antigua casa del siglo XVI donde vivió el pirata y traficante de esclavos Francis Drake– todavía se daba por buenas las conclusiones establecidas en 1968 por el Proyecto de Investigación Rembrandt de que se trataba de la obra de uno de los seguidores del maestro. Van de Wetering, presidente del citado organismo, atribuye a los nuevos análisis de la pieza con rayos X, y a toda la información recabada en las últimas décadas sobre las fluctuaciones del estilo del artista holandés, la posibilidad de establecer ahora y con certeza la autoría de Rembradt. Las crudas pinceladas y la técnica de la pintura en el autorretrato corresponden, según el experto, a otras obras de la primera etapa de la carrera del maestro.
David Taylor, uno de los responsables del National Trust, subrayó entusiasmado que "este retrato es una de las obras de arte más importantes que hoy integra nuestra colección de 13.500 pinturas, y la única que lleva la firma de Rembradt".
El cuadro permanecerá exhibido en la abadía de Buckland durante los próximos ocho meses, para luego ser retirado con el propósito de limpiarlo y someterlo a nuevos exámenes.