Manuelita Rosas, la princesa federal

María Rosa Lojo nos lleva a la vida de una de las personalidades femeninas de la política argentina. Hija de Juan Manuel de Rosas y Encarnación Ezcurra, fue amante de Máximo Terrero, hijo del amigo y socio de Rosas, relación a la que su padre se opuso

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La autora, María Rosa Lojo, es doctora en Letras e investigadora del CONICET e invita a conocer el mundo de esta joven controvertida, por el peso de su apellido y sus deseos de juventud.

"En 1893, un joven médico de familia federal llega a Europa con un cuaderno punzó para entrevistar en su exilio londinense a una legendaria y anciana Manuela Rosas, que irá provoncando para él sombras y esplendores", cita la contratapa del libro.

La autora propone conocer el otro lado de la historia, el que cree que se oculta bajo las tapas rojas de ese cuaderno donde Pedro de Angelis, napolitano al servicio de Rosas, escribió sus más secretos pensamientos del polémico gobernante y de su hija.

Cuando Rosas enviudó, Manuela comenzó a ejercer de hecho como una Primera Dama, acompañando a su padre en ceremonias protocolares y recibiendo a embajadores extranjeros y representantes de los gobiernos de las provincias argentinas.

Durante los años en que su padre permaneció en el poder fue un símbolo del Partido Federal; a diferencia del rígido carácter de su padre, aportaba en las relaciones públicas de éste gestos de humanidad y de dulzura, pero –a diferencia de su madre – nunca fue su consejera, ni organizó su partido.

Manuela era íntima amiga de Camila O'Gorman, la joven muchacha que protagonizó una trágica historia de amor con un sacerdote bajo el mandato de Rosas. Manuelita falleció en Londres en 1898, después de haber llevado una vida tranquila en el exilio y sin haber regresado a la Argentina desde la Batalla de Caseros.

¿Fue Manuelita víctima o cómplice de su padre, hada compasiva o hábil política?, plantea, y propone al lector que saque sus propias conclusiones.