Una reciente investigación a cargo del Museo del Holocausto de Washington estableció que las consecuencias del exterminio de judíos a cargo de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial fue peor de lo que se pensaba.
El estudio, que comenzó siete años atrás, esperaba documentar unos 7000 centros de concentración y guetos y hasta 6 millones de muertos en esos lugares. Sin embargo, los resultados no se ajustaron a lo esperado.
En un adelanto de las cifras, publicado por el New York Times hace unos días, se establece que el número de centros de concentración asciende a 42.500; número que incluye 30.000 campos de trabajo forzado, 1150 guetos, 980 campos de concentración, unos mil centros de detención de prisioneros de guerra, además de unos 500 burdeles con esclavas sexuales y miles de lugares donde se aplicaba la eutanasia a ancianos y se realizaban abortos forzados.
"Sabíamos que la vida en los campos de concentración y en los guetos era terrible, pero los números que estamos manejando son increíbles", afirma al diario estadounidense Hartmut Berghoff, director del Instituto Alemán en los Estados Unidos, donde fueron presentados los resultados preeliminares del estudio sobre la expansión de estos centros desde Francia hasta Europa oriental.
El estudio también corrige el número de fallecidos en estos campos. Los volúmenes publicados por el Museo del Holocausto identifican entre 15 millones y 20 millones de víctimas del genocidio de judíos -así como gitanos, homosexuales, polacos o rusos-, una cifra que triplica los seis millones que se estimaban hasta la fecha.
El aumento, según los investigadores, es consecuencia del descubrimiento de estos nuevos centros del terror nacional-socialista alemán. "Básicamente, era imposible moverte por Alemania sin encontrar un campo de trabajos forzados o un campo de concentración. Estaban por todas partes", comparte otro de los investigadores del proyecto.