Hay 66 millones de indigentes en América Latina

Así lo aseguró un informe de la FAO, dependiente la ONU. Explicó que el menor crecimiento en la región desacelera la reducción del hambre y la pobreza

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), afirmó que el menor crecimiento de la economía de América Latina y el Caribe tuvo un impacto negativo en la región con respecto a la reducción del hambre y la pobreza extrema durante 2012.

La FAO recordó que la expansión de la economía de la región en 2012 alcanzó el 3,1%, levemente inferior a la del mundo (3,2% de acuerdo al Fondo Monetario Internacional), pero más de 2 veces superior a la de las economías avanzadas.

"Este crecimiento regional representa una desaceleración de 1,2 puntos porcentuales respecto a 2011, y una caída de 2,8 en comparación al crecimiento observado en 2010", precisó el organismo en el boletín trimestral de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de la FAO.

El boletín (octubre-diciembre 2012), sostuvo que producto del menor crecimiento el número de pobres de América Latina se redujo en sólo un millón de personas en 2012.

"La pobreza extrema sigue afectando a 66 millones de personas, el 11,4% de los habitantes de la región, cifra que no varió respecto de 2011", explicó el oficial principal de políticas de la FAO, Adoniram Sanches.

"Esto es una mala señal para la lucha contra el hambre, que también ha visto reducida su tendencia a la baja: entre 2007-2009 y 2010-2012 el hambre disminuyó sólo en un millón de personas, de 50 a 49 millones, mientras que entre 2004-2006 y 2007-2009 descendió cuatro millones, de 54 a 50", detalló Sanches.

Según el informe de la FAO, una de las consecuencias inmediatas de la desaceleración económica fue la disminución en el ritmo de reducción de la pobreza.

El organismo indicó que se mantuvo el número de personas en condición de indigencia debido a que el precio de los alimentos aumentó casi 9% en 2012, de forma similar a lo que ocurrió en 2011 y redujo el ingreso real de las personas en pobreza extrema, que destinan una gran parte de sus ingresos a la compra de alimentos.