La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, pidió a los alcaldes asegurarse que "jamás se repetirá la terrible tragedia" de Santa María, donde se incendió la discoteca Kiss y 231 personas murieron por una presunta serie de errores en los controles de seguridad.
"Frente a esta tragedia, tenemos el deber de asumir el compromiso de asegurar que jamás se repetirá", dijo en un encuentro con alcaldes, que comenzó con un minuto de silencio por las víctimas.
"El domingo fui a Santa María y el dolor que presencié es indescriptible. Hablo desde ese dolor para recordar la responsabilidad que tenemos todos nosotros con nuestra población", subrayó la presidente brasileña.
Luego, Rousseff invocó el trabajo prioritario que tiene todo alcalde con el cuidado de la gente, aunque no habló de medidas concretas para mejorar la seguridad en los lugares públicos de gran concurrencia.
La tragedia se produjo en una discoteca de Santa María, en el sur del país, donde presuntamente los músicos usaron fuegos artificiales que desataron el fuego y una nube de humo tóxico que atrapó a centenares de personas, en su mayoría jóvenes.
La investigación determinará si hubo negligencias en la manipulación de fuegos pirotécnicos en un local cerrado o en la evacuación de emergencia. Según la Policía y los Bomberos, la discoteca tenía vencido el permiso para operar. La mayoría de víctimas eran jóvenes universitarios que asistían a una fiesta de integración entre facultades.