Murió Winner, el último oso polar que quedaba en el zoo porteño

El único animal de su especie que habitaba en el zoo de la Ciudad falleció a causa de las altas temperaturas de los últimos días y el ruido de la pirotecnia, informaron las autoridades del establecimiento porteño

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De temperamento nervioso y muy querido, según el relato de los propios trabajadores, el único oso polar con que contaba el zoológico falleció la madrugada del martes, según el comunicado, por una combinación de factores como el temperamento nervioso, la ola inusual de calor de los últimos días y el ruido de la pirotecnia de la noche del 24, hechos que dificultaron su termorregulación.

El director de Bienestar Animal del Zoológico, Miguel Rivolta, aseguró al canal de noticias TN que "los oso polares que tuvimos en la historia son nacidos en cautiverio, no son sacados de la naturaleza. No es un oso polar que esté acostumbrado a vivir sobre el hielo y en bajas temperaturas".

Además, aclaró que "frente a un cuadro de hipertermia, que es la causa de muerte de este animal, hay dos factores predispuestos que determinan esto, el ambiente y las altas temperaturas que tuvimos, y un carácter individual, un individuo con un carácter activo, nervioso, que no termirregula de la misma forma que un animal pasivo. Hay un factor de su personalidad que hace que no llegue a termiorregular".

El comunicado completo:

Con profunda tristeza, queremos comunicarles que en la madrugada de ayer murió nuestro oso polar, un animal muy querido por todo el personal del Zoo de Buenos Aires.

El Zoo porteño ha tenido osos polares durante muchos años.

Originalmente, estaban en la vieja osera con una pileta de 2,5 metros de diámetro que apenas permitía que el oso se bañara. Con el tiempo, fueron mejorando las condiciones de alojamiento y en el año 1993 se inauguró el actual recinto con una pileta de 145.000 litros, una paridera y tres bretes internos. Este recinto fue visitado por diferentes especialistas en manejo de animales de zoológicos y consideraron que cumplía con las condiciones internacionales para alojar a ejemplares de esta especie.

Respecto al carácter de Winner, podemos decir que era un oso con un temperamento nervioso que se manifestaba con estereotipos esporádicos. Con manejo, enriquecimiento ambiental y mucha paciencia y cariño, los cuidadores lograron disminuir estas manifestaciones.

Lamentablemente, como consecuencia de los inusuales picos de temperatura, combinados con la pirotecnia del 24 a la noche y el temperamento nervioso del oso, dificultaron la normal termorregulación, llevando a la muerte del mismo. El diagnóstico presuntivo como resultado de la necropsia es muerte por hipertermia. La muerte por hipertermia tiene un contenido ambiental y otro individual asociado al temperamento del individuo. 

En un zoológico se convive con la vida y con la muerte y lamentablemente, hoy nos toca esto último.

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