Dos personas murieron durante saqueos a supermercados en la populosa ciudad de Rosario, mientras agentes de seguridad intentaban evitar más ataques en otras localidades en una ola de violencia de la que el Gobierno acusó a sindicatos opositores.
La policía arrojó gases lacrimógenos y utilizó balas de goma para frenar a decenas de personas que buscaban ingresar por la fuerza a un hipermercado de la cadena francesa Carrefour en la ciudad de San Fernando, a unos 30 kilòmetros de la ciudad de Buenos Aires.
Los saqueos a supermercados comenzaron el jueves en la sureña patagónica de Bariloche, y luego se extendieron a otras localidades de las centrales provincias de Buenos Aires y Santa Fe, y la norteña Chaco.
"Cuando uno ve que se llevaron plasmas, no es hambre", afirmó a periodistas el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, tras asegurar que los saqueos no fueron protagonizados por personas con reclamos sociales.
Unas 245 personas fueron detenidas por los saqueos. El gobierno de Cristina Kirchner envió 400 gendarmes para reforzar la seguridad en Bariloche. Por su parte, algunas provincias y municipios reforzaron la seguridad en los comercios, muchos de los cuales no abrieron sus puertas.
"Hay un sector de la Argentina que quiere llevar el caos, la violencia y teñir de sangre nuestras fiestas", dijo el secretario de Seguridad, Sergio Berni. En tanto, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, culpó de los incidentes a distintos sindicatos enfrentados con el gobierno.
Las imágenes evocan la triste Navidad que los argentinos vivieron en el 2001, cuando el entonces presidente Fernando De la Rúa renunció jaqueado por una ola de violencia y una grave crisis económica y social que hundió en la pobreza a la mitad de la población.