El fallido plan de paz de Pastrana con las FARC

En 1999, el entonces presidente colombiano desmilitarizó El Caguán como gesto de diálogo. Pero la guerrilla abusó de la medida, secuestró a un diputado y tomó el control de la zona

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 EFE 163
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Las últimas negociaciones por la paz entre el gobierno colombiano y las FARC terminaron en fracaso hace diez años y crearon la sensación de que con los terroristas es imposible hablar de una solución del conflicto armado, tal como reconoce su ideólogo, el ex mandatario Andrés Pastrana.

Como gesto para iniciar las negociaciones, el Estado concedió una llamada "zona de despeje" militar de casi 43.000 kilómetros cuadrados en El Caguán, un área de los departamentos de Meta y de Caquetá.

Pero la guerrilla, dirigida por "Tirofijo" o "Manuel Marulanda", alias de Pedro Antonio Marín, fundador del grupo armado y fallecido en 2008, tomó el control de la zona que debía ser neutral, imponiendo sus leyes y convirtiéndola en un punto neural de sus actividades narcos.

Ante esa situación, y tras el secuestro del diputado Eduardo Gechem –tomado cautivo luego de que las FARC desviaran un avión comercial y lo obligaran a aterrizar en Huila-, Pastrana puso fin al diálogo el 20 de febrero de 2002.

"Nos la jugamos toda para la paz de Colombia y fue muy triste romper la negociación. Al final del proceso, cuando las FARC toman la actitud terrorista de atacar ambulancias, a la población civil, a la infraestructura eléctrica, cuando yo conozco que hay evidencias claras, tomamos la determinación", recordó el ex presidente este año, al cumplirse el décimo aniversario.

Los intentos por la paz en 50 años de conflicto

En 1981 el gobierno Julio César Turbay creó una comisión de paz, liderada por el ex mandatario Carlos Lleras Restrepo, para iniciar unas primeras exploraciones de paz pero nunca se establecieron los contactos con las FARC.

Un año después, el entonces presidente Belisario Betancur inició una negociación con la guerrilla que no prosperó y que fue retomada en 1984 con el logro de un acuerdo de cese de fuego que también incluía al EPL, el M-19, el Quintín Lame, un destacamento del ELN y la Autodefensa Obrera.

En 1990, bajo la administración de Virgilio Barco y su Ley de Amnistía, se desmovilizaron los militantes del M-19. El proceso siguió un año después durante el gobierno de César Gaviria –quien podría mediar en este nuevo intento- con el EPL y el Quintín Lame.

Ante los buenos resultados, el entonces mandatario abrió una ronda de conversaciones con las FARC, recuerda El Espectador, sin lograr éxito.

Durante la gestión de Ernesto Samper, el alto consejero para la paz, Carlos Holmes Trujillo, propuso a la guerrilla despejar el municipio de Uribe, en Meta, un proceso que quedó interrumpido por el escándalo 8000, una investigación sobre el financiamiento narco de la campaña presidencial.

En 1996 las FARC secuestraron a 60 militares y plantearon la posibilidad de negociaciones a cambio de un despeje militar. En junio de 1997 eso se cumple en Cartagena del Chairá, en Caquetá, pero el grupo armado exige la desmilitarización de cuatro municipios más.


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