Los amigos de Chavela Vargas

Fue amiga de Frida Kahlo y Diego Rivera, así como de los españoles Pedro Almodóvar, Joaquín Sabina y Federico García Lorca

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 AP 163
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Los amigos del alma de Chavela Vargas siempre estuvieron por encima de sus amores. Al menos, así lo dejó claro en algunas de las entrevistas que concedió a lo largo de su vida.

La razón es que "el amor se acaba, se escapa de las manos, huye, mientras que la amistad permanece, dura para siempre", le dijo a su amiga María Cortina, autora del libro "Las verdades de Chavela".

Chavela, que afirmaba que no cambiaba un buen amigo por "todo el oro que hay en el mundo", tuvo una envidiable lista de seres queridos, entre ellos íconos de la cultura mexicana como Frida Kahlo, Diego Rivera, José Alfredo Jiménez y Agustín Lara, así como los españoles Pedro Almodóvar y Joaquín Sabina.

La "dama de poncho rojo, pelo de plata y carne morena", como la describió Sabina, su "cuatacho", en la canción "Por el bulevar de los sueños rotos", gozó siempre del respeto de estas grandes figuras.

Jiménez y Lara fueron de los amigos que más quiso Vargas, compañeros de parranda, maestros y cómplices de locuras, entre las que estuvieron innumerables serenatas de amor.

"Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo", el verso de la canción de Sabina, quizás es uno de los que mejor describe la relación con este artista.

Con Kahlo y Diego Rivera, Vargas cultivó también una amistad entrañable. Al muralista lo respetó y admiró por su personalidad, su sentido del humor y locuras que cometió, mientras que la pintora fue el gran amor de su vida.

Así lo confesó en varias entrevistas, en las que contó cómo gracias a su amistad con la pareja de esposos conoció a importantes figuras como el líder revolucionario ruso León Trotsky, del que confesó no supo quién era cuando lo vio por primera vez al abrir la puerta de la Casa Azul de Kahlo y Rivera en Coyoacán, en el sur de la Ciudad de México.

"Una vez tocaron a la puerta y le dije a Frida que era un viejo peludo. Era León Trotsky. Yo no sabía quién era (...) Era ese señor nada más y nada menos", contó en una oportunidad al diario mexicano "La Jornada" la cantante nacida en Costa Rica en 1919 y nacionalizada mexicana.

Fue en el entierro de Kahlo ("uno de los seres que más llenó mi vida"), donde Vargas conoció a otro de los mexicanos con quien establecería un vínculo personal inquebrantable, el fallecido escritor Carlos Monsiváis, para quien "la dama del poncho rojo" al cantar "arrojaba su soledad radical".

La amistad con su "cuatacho" Sabina se inició en Madrid y los detalles de este encuentro quedaron descritos en la canción "Noches de boda" del cantante español.

"Me caíste re bien, me gustaste, por sincero, me dijiste que me fuera al carajo, muchacho, ¿pues qué es eso? Estabas tratando conmigo, con tu cuatacha, la Vargas, ajua ala calentano y dijo ya vino la Vargas y nos hicimos requete cuatachones y nos fuimos de parranda", dice la cantante en la introducción de la canción.

Sabina, Miguel Bosé, Marirtio, Sara Baras, Concha Buika, Ana Belén, Víctor Manuel, Penélope Cruz y Pedro Almodóvar hacen parte de la lista de figuras españolas que admiraron y vivieron experiencias personales con la artista.

Almodóvar sobrepuso como su profesión la de "presentador oficial de Chavela Vargas" antes que director de cine. Asimismo, la calificó como "su único amor en la tierra", cariño que la artista siempre le correspondió.

Entre los amigos fallecidos estuvieron el poeta español Federico García Lorca y el chileno Pablo Neruda, dos de los escritores que más admiró.

México y España también estuvieron en la innumerable lista de grandes afectos de la artista, que decía que los dos países se convirtieron en el padre y la madre que nunca tuvo en realidad.