El "rezo" grabado en imágenes en febrero al ritmo de su música en la catedral del Cristo Redentor de Moscú, para que Rusia se viera librada de Putin, fue una forma de protesta política con medios artísticos contra la autoritaria y antifeminista política del jefe del Kremlin, alegaron este lunes ante el tribunal en la capital que dio inicio al proceso, en medio de un amplio despliegue de seguridad.
Las tres acusadas, de entre 22 y 29 años, asistieron al juicio aisladas del resto de la sala por paredes de plexiglás, en lo que ya ha sido comparado con la forma en que compareció el disidente Michael Jodorkovski. La audiencia fue transmitida en vivo por la televisión y por Internet. Tras diez horas, el tribunal decidió interrumpir el proceso hasta este martes.
Pussy Riot es una banda política que hace uso de su libertad de expresión, señalaron las acusadas, que llevan casi cinco meses en prisión. Su objetivo no fue herir los sentimientos religiosos, leyó la abogada Violetta Volkova. Las mujeres están dispuestas a sacrificar su libertad por su ideal de libertad de expresión, añadió.
Sin embargo, la fiscalía lo ve de otra forma y las acusa de "vandalismo por odio religioso". Por ello, las tres mujeres años podrían ser condenadas a hasta siete años de cárcel.
La acción fue largamente planeada, alegó el representante de la fiscalía ante el tribunal. El hecho de que ocultaran su rostro con máscaras prueba su peligrosidad. La acción, con un salvaje baile en el altar de la catedral fue vulgar y humillante para los cristianos.
Para respaldar sus acusaciones, nueve personas que forman parte de la acusación particular comparecieron ante el tribunal, gente de la calle que acude a cambiar las velas o que trabajan como vigilantes en la catedral. Los siete hombres y las dos mujeres se pusieron de pie para reiterar que apoyan la acusación. Una mujer aseguró que la acción dañó sus sentimientos. Los nueve son los principales testigos para fundamentar la acusación de heridas a la sensibilidad religiosa.
Los defensores de los derechos humanos han criticado el proceso como una farsa para asustar a la oposición. Fuera del edificio, simpatizantes gritaban "Libertad para Pussy Riot". "Esto es una venganza política", dijo el ex vicejefe de gobierno y crítico del gobierno Boris Nemtsov. Las mujeres se encuentran en prisión preventiva desde marzo. Un tribunal decidió recientemente prolongarla hasta enero de 2013.
Nadeshda Tolokonnikova (22), Maria Alyojina (24) -ambas madres- y Yekaterina Samuzevich (29) están acusadas de atacar los fundamentos de la Iglesia ortodoxa rusa con su protesta y de herir sentimientos religiosos con su canción "¡Madre de Dios, Virgen, expulsa a Putin!".
"Reitero una vez más que nunca tuve odio religioso frente a la Iglesia ortodoxa rusa y sus creyentes", dijo Alyojina, periodista de formación. Además, reconocieron que su actuación fue un "error ético" y señalaron que su objetivo era incentivar el diálogo.
Las activistas criticaron que el patriarca Kirill, como líder de la Iglesia ortodoxa rusa se inmiscuyera en la política de forma inadmisible, al abogar públicamente antes de las presidenciales del 4 de marzo por Putin. Por ello querían denunciar la estrecha vinculación entre la Iglesia y el Estado. "La Iglesia sólo ama a sus hijos cuando creen en Putin", añadió.
La magistrada Marina Syrova rechazó la petición de llamar al patriarca como testigo y también el pedido de Denensa de más tiempo para poder analizar las 3.000 páginas de las actas de la investigación.
Los abogados defensores de las activistas criticaron a la jueza al final del primer día del juicio y la acusaron de no haber permitido que las mujeres coman ni vayan al baño durante todo el día. "Eso es tortura", sostuvo uno de los letrados, lo que fue rechazado por Syrova.
Las mujeres están reconocidas por la organización de derechos humanos Amnistía Internacional como presas políticas. La organización pidió hoy su puesta en libertad. "Las tres cantantes están siendo procesadas por realizar una protesta legítima y eso no es una ofensa criminal", dijo la organización.
Defensores de los derechos humanos criticaron que el tribunal que lleva su caso, el de Jamovniki, es famoso por sus procesos políticos. Allí fue precisamente condenado el opositor de Putin y ex magnate de la desmantelada petrolera Yukos Mijail Jodorkovski por fraude fiscal y lavado de dinero.
También Putin criticó duramente la acción tras ser reelegido en marzo. El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, defendió este lunes la actuación de la justicia en el caso. En otros países las mujeres enfrentarían penas mucho mayores que en Rusia, declaró al diario británico The Times.