Un grupo de científicos alemanes confeccionaron un traje que simula las limitaciones que va adquiriendo el cuerpo humano con la vejez. Compuesto por una chaqueta, que produce el efecto de presión en el pecho, un pantalón, coderas, rodilleras, que producen una disminución de la marcha y endurecimiento de las articulaciones y también cuenta con un casco que que distorsiona las figuras y colores, produciendo un efecto de vista borrosa y guantes acolchados.
De esta manera, agacharse no será una tarea sencilla, lo mismo que subir las escaleras o caminar de manera ágil y rápida.
"Bienvenidos a la vejez" , dice Rahel Eckardt, médica en el Centro de Geriatría Evangélica de Berlín (EGZB). El Traje de la Vejez, que pesa cerca de 10 kilos, da a quien lo usa una idea de cómo es ser viejo y eso es lo que pretende la doctora que hagan sus alumnos de medicina.
"Mi objetivo es convertir a gente joven y enérgica en seres lentos con articulaciones que crujen, de forma temporaria al menos. De esta forma adquirirán la sensación de cómo es ser viejo, espero", explicó Eckardt.
El objetivo de la especialista es sensibilizar a toda una generación nueva de médicos respecto de las necesidades médicas y sociales del grupo de la población que envejece a mayor velocidad en Alemania. En su opinión existe una gran desconexión entre una gran cantidad de médicos y sus pacientes mayores, así como una desesperante falta de facultativos dispuestos a profundizar en gerontología.
"En lugar de una presentación de PowerPoint, esta es la mejor manera para darles una idea real de cómo es ser viejo, esto es, tener 75 o más años. Y sólo cuando contemos con su empatía podremos comenzar realmente a captar estudiantes que se interesen en gente de la tercera edad como pacientes", sostuvo Eckardt. "Es posible que recién entonces consideren la posibilidad de seguir una carrera en geriatría. Hasta ahora buscan reconocimiento en otros campos de la medicina considerados más emocionantes", agregó.
El Centro de Geriatría Evangélica de Berlín creó este traje junto con el Instituto Meyer-Hentschel, en Saarbrücken, que apoya investigaciones de los denominados productos senior friendly, para los mayores de 60.
Lo que se intenta es sensibilizar a una sociedad que se encuentra poco preparada para el desarrollo e incremento de la población de la tercera edad. Sin ir más lejor, para el año 2030 se espera que más del 26% de la población alemana tenga más de 65 años .