La carrera de director técnico profesional de Julio César Falcioni tuvo su origen en Vélez, club en el cual se formó como futbolista. A fines de los '90 y principios del 2000, hizo sus primeras armas en Liniers, antes de soltarse con Olimpo de Bahía Blanca, al que mantuvo en la Primera División en la 2002/2003. Esto le daría la posibilidad de saltar a Banfield, un club al que quedaría atado su destino.
En esta ocasión, de más estaría hablar del campeonato obtenido en 2009 y su abrupta salida tras la discusión con el presidente Portell; sino más bien situarse en 2005, donde luego de una temporada dura en la que pudo mantener estable al elenco sureño en la máxima categoría de nuestro fútbol, lo hizo clasificar a las copas internacionales. Sin embargo, a una fecha de culminar la temporada, se marchó a Independiente. En aquel entonces, un ídolo de la hinchada como "Garrafa" Sánchez, no era tenido en cuenta por Falcioni y así lo recordaba: "No me gustó irme así de Banfield, creo que merecía despedirme de la gente que me brindó su cariño durante cinco años. Me hubiese gustado jugar, pero cuando estuve bien, el técnico no me puso".
Otro que fue marginado en ese entonces, fue Cristian Leiva, uno de los referentes futbolísticos del mediocampo de Banfield por esos años, quien dijo años después: "Nunca me explicó nada. Fue un capricho que solamente él entiende. Nunca quise ir al choque y traté de mantener siempre el bajo perfil. Me molestó que él, que maneja tan bien a la prensa, no haya dicho la verdad de por qué me había dejado afuera". Sin embargo, esto sería un aperitivo para lo que vendría tiempo después.
Ya en el "Rojo", pasó la escoba y dejó de lado a Lucas Pusineri, ídolo de Independiente y símbolo de aquel campeonato obtenido con el "Tolo" Gallego en 2002 con su consagratorio gol a Boca. "Me voy tranquilo porque me respaldaron todos mis compañeros. Ningún integrante del plantel quería al técnico y se manejó mal. En Olimpo y en Banfield también tenía malas relaciones, cuando nos enfrentamos con ellos, no lo saludó ningún jugador", atacó el ex volante de River y San Lorenzo, quien contó un episodio: "Le pedí que citara a los pibes Lorefice y Salina para que se ganaran así unos pesos porque necesitaban la plata, pero no quiso saber nada".
La temporada 2005/2006 lo vería con el buzo de técnico de Colón, un club que sin lugar a dudas tiene como ídolo máximo de su historia a Esteban Fuertes, goleador histórico del "Sabalero". Allí chocó fuerte con el "Bichi", quien debió irse al fútbol chileno. "Es el peor DT que tuve y como persona deja mucho que desear", disparó el delantero, quien recordó: "Algunos técnicos me llamaron por mi nombre y la mayoría por mi apodo, pero el único que me llamaba por mi apellido fue él. Quería poner distancia y nunca entendimos por qué". Otro de los que "sufrió" con su cargo en el "Negro", fue José Sand, quien vociferó: "Fue uno de los peores técnicos que tuve, sino el peor. No me dejó ningún tipo de enseñanza".
Fernando Navarro Montoya, quien había armado las valijas cuando estaba en Independiente por él, defendió a su ex compañero Pusineri cuando atajaba en Gimnasia de La Plata, sin saber que en 2007, Julio César desembarcaría allí. "Fue poco profesional al marginarlo del plantel y me duele que mienta descaradamente", tiró el "Mono", quien lo cuestionó: "Me extraña de Falcioni, que fue jugador de fútbol".
Años más tarde, al "Emperador" le sobrarían agallas para medirse cara a cara con Juan Román Riquelme, un peso pesado no solamente en Boca, sino en el fútbol argentino. No tuvo problemas en cuestionar su estado físico en un encuentro con All Boys –motivo por el cual Román admitió haber corrido entre semana como un "boludo"- , borrar del plantel a un amigo del '10' como Javier García o intentar quitarle el protagonismo a lo largo de su etapa en el club. Y la clara ruptura de su relación se dio en Venezuela por Libertadores, con el recordado hecho en que quedó expuesto su enfado con Riquelme, quien había exigido a Cvitanich una contraindicación impuesta por el entrenador. Esto derivó en la posterior renuncia en vuelo hacia Buenos Aires, anunciándoles a los dirigentes: "Es él o yo".
Los precedentes de Falcioni dejan a las claras que los conflictos en cada equipo que pisó estuvieron al caer. Boca no fue la excepción y tal vez el desgaste de su relación con Riquelme llevó a tomar la determinación de su alejamiento al Gran Capitán. En lo sucesivo, el "Emperador" pretende "limpiar" de la escena a otros "compinches" del '10' como Clemente, Viatri y Erbes.
Entonces la cuestión es… ¿Cuánto le quedará a Falcioni en Boca? ¿Podrá irse por la puerta grande o al menos sin estar enemistado de los grandes referentes y autoridades?