Gaviota, la nueva primera dama de México

La actriz Angélica Rivera tiene el glamour y la fama de Carla Bruni o Jacqueline Kennedy. Participó activamente en la campaña, de la que hizo una suerte de reality show

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Acompañadas por tambores, miles de personas amontonadas en una carpa calurosa coreaban un nombre al ritmo de un popular canto de fútbol. "¡Angélica! ¡Angélica! ¡Ra! ¡Ra! ¡Ra!", gritaban mientras la beldad se dirigía al escenario entre una multitud contenida por barreras metálicas.

La gente vitoreaba a Angélica Rivera de Peña, una de las actrices de telenovela más populares de México, y a su esposo, el candidato presidencial Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional, ganador de las lecciones de este domingo.

El Gobierno y el mundo del espectáculo ya han cruzado sus caminos en el pasado en México, donde un senador tuvo un hijo con una estrella de la televisión, un ex presidente se casó con una popular actriz que participó en películas de lucha libre en la década de 1970, y el actual alcalde de la Ciudad de México se casó con una actriz de telenovelas, de la que después se divorció.

Lo que se dio por primera vez con Peña Nieto y su esposa, según analistas, fue un esfuerzo cuidadosamente planificado para que la celebridad sea un componente central de una campaña con pocas propuestas específicas, de un político que sobresale más que nada por ser buenmozo y carismático. La fórmula funcionó.

Primer plano

Rivera, conocida como "La Gaviota", uno de sus personajes más populares del país, busca redefinir el papel de la esposa de un político, que por años se han mantenido en un segundo plano.

Eso cambió a partir del 2001, cuando Marta Sahagún desempeñó un papel muy público luego de casarse con el presidente de entonces, Vicente Fox. La esposa del actual presidente Felipe CalderónMargarita Zavala, es una popular figura política y ha servido en el Congreso como primera dama, algo sin precedentes en el país.

Pero con Rivera, México podría tener pronto una primera dama que se hizo rica desde la nada y que tiene la fama y el glamour de una Carla Bruni, primera dama francesa, o una Jacqueline Kennedy.

Cámara en mano

Rivera, de 41 años, asistió a la mayoría de los actos de Peña Nieto, grabó a su esposo con un teléfono celular y colocó videos en el sitio que el mandatario electo tiene en YouTube, lo que transformó la campaña en un verdadero reality show.

La estrategia mediática ha logrado presentar a Peña Nieto y su esposa como triunfadores que hacen una vida de novela, y esa imagen desvió la atención y alivió en cierto sentido la ansiedad de la gente derivada de la violencia del narcotráfico y de los problemas económicos. Representó, asimismo, un abrupto cambio en la imagen de los presidentes, de cuya vida personal se hablaba muy poco hasta el 2000, cuando llegó a su fin una era de 71 años de gobiernos del PRI.

"La apostura de Peña Nieto y su pareja, La Gaviota, que es una mujer atractiva, hacen una pareja de final feliz", manifestó el analista político Jorge Zepeda Patterson. "Esto está asociado a estas nociones de que necesitamos a un triunfador en Los Pinos (la mansión presidencial)".

O como dice Alejandra Lagunes, especialista en redes sociales de la campaña de Peña Nieto, "estos videos desde la camioneta o en la casa con la familia a la gente les encanta".

Su historia

Rivera se crió en la Ciudad de México y no tenía parientes ni ningún otro vínculo con el mundo del espectáculo. De adolescente se acercó a una popular actriz que filmaba un video en una calle y le preguntó qué tenía que hacer para meterse en el mundo del espectáculo.

La actriz le recomendó que se presentase en un concurso de belleza y al poco tiempo Rivera ganó uno auspiciado por un diario. Ello le abrió las puertas para que comenzase a actuar en telenovelas a fines de la década de 1980.

Comenzó a codearse con el éxito en 1991, cuando interpretó a una villana en una novela para jóvenes en la que actuó Ricky Martin, que fue la más exitosa de la década, según la cadena televisiva más grande del país, Televisa.

Rivera protagonizó más novelas en la década de 1990 y el 2000, y en el 2004 se casó con su novio de años, el productor televisivo José Alberto Castro.

El último programa que protagonizó, Destilando Amor, del 2007, fue también un rotundo éxito. Interpretó a una jornalera conocida como Gaviota que trabajaba en las cosechas de agave azul y se enamora del hijo del influyente propietario de la hacienda.

Rivera y Castro se divorciaron en el 2007. En una historia que bien pudo ser un guión deTelevisa, al año siguiente Rivera conoce a Peña Nieto durante la filmación de videos para promocionar el Estado de México. Algunos meses después, el político, quien era viudo, reconoció que estaba saliendo con una estrella de la televisión y al poco tiempo se casaron.

Los escépticos dijeron que fue un matrimonio de conveniencia política entre una de las principales figuras del monopolio estatal televisivo y alguien llamado a ser la figura más influyente de México. Peña Nieto lo niega.

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