La expectativa era máxima y no fueron pocos los curiosos que se agolparon en las inmediaciones de la Basílica Real del Monasterio de El Escorial para ver llegar a los casi 700 invitados. Según informa la revista ¡Hola!, la novia llegó unos minutos más tarde que Carlos Baute. Tras bajarse de un Rolls-Royce lució radiante enfundada en un impactante vestido con una larga cola de cinco metros de longitud.
Tras la ceremonia, donde Astrid Klisans se emocionó hasta las lágrimas, los novios dirigieron a sus invitados al lugar elegido para la fiesta. La cena estuvo compuesta por productos gastronómicos españoles.
"No sé como estarás Astrid Klisans, yo siento que los minutos pasan volando y los latidos del corazón cada vez van más rápido", escribió Baute en su perfil de Twitter unas horas antes de la ceremonia.