Un caso notable es el de Tom Wilkinson: si vemos su foto casi nos parece que ha estado en todas las últimas buenas películas que hemos visto y sin embargo hasta nos costaría recordar cuáles eran. A la inversa, si nos dicen su nombre difícilmente identifiquemos al actor que en Full Monty se animó a un strip tease con otros colegas desempleados. ¿Y quién puede olvidar aquel personaje y aquella escena?
En el año 2005, coprotagonizó la excelente El exorcismo de Emily Rose, junto a otra "desconocida" de la pantalla grande, Laura Linney (ver más abajo). Últimamente, casi parece que no se estrena película en la que Wilkinson no esté: El escritor oculto, La deuda, Duplicity, RocknRolla, Michael Clayton... Más atrás en el tiempo, también pudimos verlo en El Patriota, En el nombre del Padre, Sensatez y sentimientos. Y son algunos de los muchos títulos que lo tienen en su reparto.
En su larguísima carrera compartió cartel con Helen Mirren, Emma Thompson, Pierce Brosnan, Ewan McGregor, George Clooney, Mel Gibson, Daniel Day Lewis y Kate Winslet, entre tantos otros.
Gary Sinise es un nombre que nos dice poco. Pero nadie olvida al soldado a quien Forrest Gump salvó la vida en Vietnam y que maldecía la suerte que lo condenó a vivir sin piernas... Hoy este actor vive una etapa de consagración en la serie CSI, pero en el cine, pese a sus muchos papeles la fama le fue esquiva. Sin embargo, lo hemos visto en Reindeer Games (u Operación Reno), una divertida comedia-thriller con Ben Affleck y Charlize Theron, en Rescate, con Mel Gibson y Renée Russo, en Apollo 13 y en Snake Eyes, con Nicolas Cage.
Dolores Claiborne (o Eclipse total), era la historia -tomada de una novela de Stephen King- de una mujer protagonizada por Kathy Bates que era maltratada por un esposo alcohólico al que ella terminó asesinando una tarde de eclipse de sol. Ese odioso personaje fue encarnado por el genial David Strathairn, otro famoso ignoto, valga la contradicción. En 1983 había sido compañero de elenco de una muy joven pero ya consagrada Merryl Streep en Silkwood. Y con ella volvió a actuar más de diez años después en Río salvaje. También tuvo un papel en L.A. Confidencial, con Kevin Spacey y Russell Crowe, y en la tercera entrega de Bourne (El ultimátum). Y aunque tuvo su primer protagónico en el año 2005, junto a George Clooney en Buenas noches, buena suerte, la fama le sigue siendo esquiva. A pesar de su innegable talento.
Tom Skerritt debutó en la legendaria serie Combate. Luego llegó en cine con papeles en Poltergeist III, Top Gun y Alien. Pero muchos -especialmente las mujeres- lo recordarán por su papel como esposo de Sally Field y padre de Julia Roberts en el film en el cual ésta se consagró, Flores de acero (Steel Magnolias, 1989).
La -falsa- esposa de Jim Carrey en The Truman Show fue interpretada por la antes mencionada Laura Linney. ¿Alguien recuerda que también actuó en Lorenzo's oil (Un aceite para Lorenzo) junto a dos grandes como Nick Nolte y Susan Sarandon? Tuvo también un rol relevante en La vida de David Gale, junto a Kevin Spacey y Kate Winslet y también se la vio en Río místico, junto a Sean Penn.
De villano en la legendaria Duro de matar con Bruce Willis a enamorado atormentado de una indiferente Kate Winslet en Sensatez y sentimientos, Alan Rickman es otro actor ya maduro con una larga y frondosa carrera que incluye papeles en Harry Potter, Michael Collins y la versión de Robin Hood de Kevin Costner -donde encarnó a su perseguidor, el sheriff de Nottingham. Sin embargo, todavía no le llegó el rol que lo instale en un indiscutido primer plano.
Hablando de Duro de matar, Bonnie Bedelia fue la esposa de Bruce Willis en ese film. Y luego también la mujer -en este caso muy sufrida- de Harrison Ford en Presunto inocente (1990) en la que veía a su marido en el banquillo por el asesinato de una amante. También actuó junto a Sharon Stone en Gloria y con Susan Sarandon en Cambio de vida (Anywhere But Here).
En La delgada línea roja, John C. Reilly interpretaba a uno de los soldados. También fue luchador callejero en Pandillas de Nueva York e integró el reparto del musical Chicago. Actuó con Leonardo DiCaprio en El aviador (la biografía de Howard Hughes). Y había tenido una pequeña participación en la ya mencionada Dolores Claiborne (Eclipse total).
James Brolin debutó con leyendas de Hollywood como Anthony Quinn y James Coburn; más recientemente actuó en Traffic. Pero definitivamente su papel más notorio es uno que le llegó en la madurez: el de esposo de Barbra Streissand... en la vida real. En el cine, todavía deberá esperar.
Christopher Plummer es un caso particular. Porque conoció la consagración en 1965 con La familia Trapp (también conocida como The sound of music o La novicia rebelde) junto a Julie Andrews, film que ganó el Oscar. Pero en los últimos años no ha dejado rol secundario por hacer. Todos con brillantez, desde ya, pero es muy posible que las jóvenes generaciones no sepan su nombre. Actuó en Doce monos con Brad Pitt, completó el elenco de la ya nombrada Dolores Claiborne, estuvo en el -olvidable- Alejandro de Oliver Stone, en la brillante Syriana de George Clooney y, más recientemente, en la versión estadounidense de La chica del dragón tatuado, la primera parte de la trilogía Milenium.
En la cárcel, rebanaba el ajo para la salsa de tomate con una hoja de afeitar. Paul Sorvino fue el inolvidable capomafia traicionado por sus subordinados en Buenos muchachos. Mucho antes, había coprotagonizado la inquietante Cruising, con Al Pacino, otro de los tantos papeles que lo han convertido "uno de los nuestros".
A Geoffrey Rush lo vimos en Shakespeare enamorado, El sastre de Panamá y Piratas del Caribe. Su último papel lo sacó parcialmente del anonimato: fue el maestro de pronunciación y oratoria de un Colin Firth tartamudo en El discurso del Rey.
La lista es incompleta, porque, como ellos, hay decenas de actores y actrices de enorme talento cuyos nombres -salvo para los muy cinéfilos- todavía no han salido del anonimato. Generalmente brillan en roles mal llamados secundarios y quizá no les llegue nunca "el" papel consagratorio. O tal vez sí. Son los caprichos de la fama.
¿Alguien recuerda que Viggo Mortensen actuó en la muy exitosa Testigo en peligro, protagonizada por Harrison Ford? ¿O que el médico de Elefant Man era un todavía joven Anthony Hopkins?
No, porque todavía no les había llegado ese rol (el Aragorn de El Señor de los Anillos en un caso y el caníbal de El silencio de los inocentes en el otro) que los instaló definitivamente en la memoria de los espectadores.
Son dos ejemplos de fama relativamente tardía que dan esperanzas a todos estos talentosos actores.