El cuerpo Gareth Williams, matemático que trabajaba descifrando códigos para el servicio secreto británico, apareció en el interior de la bañadera, en posición fetal y metido en un bolso deportivo que estaba cerrado con candado. La llave estaba adentro.
Una de las hipótesis que tenían los investigadores es que podía tratarse de un juego sexual que terminó mal, ya que en más de una oportunidad testigos lo habían visto o escuchado practicando ejercicios de este tipo. Por ejemplo, el matrimonio que le alquilaba el cuarto en el que vivía lo había hallado a la madrugada en calzoncillos y atado a la cama. Además, detectaron que frecuentaba sitios web de claustrofilia, que es la búsqueda de placer en la sofocación y el encierro, y otros de sadomasoquismo y bondage.
Si bien las pericias indicaron que se introdujo o fue introducido con vida, se hicieron simulaciones en las que escapistas intentaron cerrar el candado desde adentro y no lo consiguieron, lo que le quita fuerza a la teoría de que se habría encerrado por goce.
Para los padres del agente, puede tratarse de una conspiración del MI6 en su contra. Se basan en que tardaron siete días en avisarle a la policía de su desaparición, aún cuando había faltado a tres reuniones importantes.
Además, la habitación en la que apareció estaba completamente libre de pruebas o indicios, lo que los padres interpretan como una evidencia de que se trató de un acto ejecutado por profesionales. Todavía queda pendiente el análisis de restos de ADN encontrados en la habitación.